Tiempo de Dios y de los hombres

 

El gran historiador y ensayista francés, Jacques Le Goff (1924-2014) redactó en su dilatada carrera académica y literaria, una innumerable cantidad de ensayos de todo tipo y condición, aunque, habitualmente siempre centrados en la edad media, espacio temporal que dominaba con gran soltura y solvencia. Deseamos ahora referirnos a uno de sus últimos trabajos, publicado al final de su vida y en el que se observa que puso toda su atención y destreza. Se trata de un largo e interesante ensayo sobre la obra del dominico y arzobispo de Génova, Santiago de la Vorágine, titulado “La leyenda dorada”; obra capital publicada en la segunda mitad del siglo XIII, cuya fama, traducciones y ediciones alcanzaron muchos miles de ejemplares y, además, que ha llegado a nuestro tiempo, pues se sigue leyendo con interés.

Efectivamente, la obra de La Vorágine superó la ácida crítica de los humanistas, especialmente del maestro Luis Vives, nuestro ilustre valenciano y, sobre todo, de los famosos bolandistas que no dejaron “títere con cabeza”, pues efectivamente, el título de “leyenda dorada” no significa, en este caso, historias legendarias, míticas, poco fundadas y llenas de supersticiones y plenamente hagiográficas, sino “ricas e importantes lecturas que han de ser hechas en provecho de la formación del pueblo cristiano”.

Esta es, precisamente, el objetivo de nuestro intelectual francés, Jacques Le Goff, al abordar este ensayo, pues él era siempre muy crítico con la Iglesia y con los eclesiásticos medievales que indudablemente decayeron estrepitosamente desde la segunda parte del siglo XIII hasta bien entrado el tiempo del Renacimiento.

Nuestro autor explica pormenorizadamente, cómo Santiago de la Vorágine realizó una verdadera obra de arte al redactar magistralmente su texto y, sobre todo, al pulir y seleccionar los textos que habían llegado hasta él acerca de la vida, virtudes y fama de signos atribuidos a los santos de la Iglesia universal, para quedarse con los 153 más importantes (siguiendo la escena de la segunda pesca milagrosa narrada en el texto de Juan 21, 11) y remitiendo al resto a la impresionante narración de la fiesta de todos los santos y difuntos que ya se celebraba en el siglo XIII  en los días 1 y 2 de noviembre (39-40, 172).

Asimismo, al cotejar Le Goff el texto de la Vorágine con los de otros grandes autores del período, ha logrado localizar las dos fuentes principales de referencia: san Bernardo de Claraval y Pedro Comestor (23).

La selección del santoral queda perfectamente imbricada en los cuatro tiempos litúrgicos que establece, siguiendo la tradición litúrgica de la Iglesia en Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, eso sí, redactando unas interesantes introducciones litúrgicas a cada período, llenas de hondura teológica y pastoral (29).

En conjunto, la obra de Le Goff resulta una verdadera introducción a un texto clásico que ha resistido el paso del tiempo pues no consiste en un santoral corriente sino en un verdadero tratado de la comunión de los santos y en una introducción litúrgica e histórica al calendario litúrgico, que aunque haya variado en la fecha de alguna fiesta, es fiel a la tradición de la Iglesia de la santificación de las fiestas y de los tiempos, lo que denomina Le Goff “Sacralizar el tiempo” (20).

José Carlos Martin de la Hoz

Jacques Le Goff, En busca del tiempo sagrado. Santiago de la Vorágine y la leyenda dorada, ediciones Akal, Madrid 2022, 205 pp.