Tratado teológico-político

 

Uno de los filósofos más importantes del siglo XVII, el judío holandés Baruc Spinoza (1632-1677), escribía alrededor de 1670, una obra en la que recogía la sustancia de su pensamiento y en la que declaraba abiertamente su interés por lograr con ella “sostener el Estado y la religión” (12).

Lógicamente, los peores augurios con los que fue recibida una obra escrita por un autor con pseudónimo y que contenía datos falsos de edición, para engañar a las autoridades, se confirmaron en la propia lectura del manuscrito, por lo que las autoridades calvinistas holandesas comenzaron una persecución de una obra a la que calificaron como intrínsecamente atea y demoledora del estado monárquico, hasta que lograron la finalmente la condena oficial de la misma y su destrucción en 1674.

Efectivamente, pocos años después, en 1697, Pierre Bayle en su “Dictionnaire historique et critique” (precursor de la Enciclopedia), realizaba ya la crítica más exacta acerca de nuestro holandés: “Compuso en español una apología de su salida de la sinagoga. No se imprimió, pero se sabe que Spinoza introdujo en él muchas cosas que parecieron después en su «Tractatus theologico-politicus», impreso en Amsterdam en el año de 1670, libro pernicioso y detestable, en el que logró deslizar todas las semillas del ateísmo, que se ven al descubierto en sus «Opera posthuma»” (12).

Que este escrito sigue influyendo en el pensamiento actual, es un dato fácilmente comprobable, pues basta con recorrer algunas librerías importantes de Madrid para contar hasta ocho los tratados y ensayos recientes sobre el panteísmo de Spinoza y para reconocer que tantas editoriales y tan distintas están señalando un renacer del pensamiento de este ilustrado. De hecho, impresiona el comentario certero del Tractatus que realizó Pierre Bayle: “Si Dios y la naturaleza eran una y la misma cosa, la única respuesta racional consistía en vivir de acuerdo con las leyes de la naturaleza y cultivar la empatía y la solidaridad entre todos los seres humanos, todos los seres vivos”. Lo que está en la base de una religión sin Dios preconizada por algunas tendencias actuales.

El marco histórico en el que se redactó el libro es el de las Provincias Unidas, cuya capital estaba en la Haya, su puerto comercial en Amsterdam y su Universidad en Leiden. Desde el Tratado de los doce años (1609-1621) gozaba de autonomía de gobierno hasta separarse de España oficialmente en 1648 y quedar enfrentado para siempre al Flandes Católico que permaneció unido a la corona española.

Esta República calvinista, teóricamente tolerante, acabaría por convertirse en una nación prospera, acogiendo a ilustres refugiados como John Locke cuando huyó de Inglaterra (1683-1688) y donde los judíos huidos de Portugal y España, como la familia de Spinoza, terminarían por instalar su gran Sinagoga en 1675. De hecho, los judíos de la ciudad de Amsterdam vieron confirmados los motivos por los que habían expulsado a Espinoza de la sinagoga de la ciudad en la lectura de su Tractatus.

José Carlos Martín de la Hoz

Baruc Spinoza, Tratado teológico-político, edición de Atilano Domínguez, ediciones Alianza editorial, Madrid 2018, 544 pp.