Un faro para educadores

 

José Antonio Ibáñez-Martín ha sido durante varias décadas Catedrático de Filosofía de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, antes fue Catedrático de Instituto, y actualmente es Director de la "Revista Española de Pedagogía" y Vicerrector de Ordenación Docente y Doctorado de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). En la primera parte de Horizontes para los educadores, tras analizar el marco básico del trabajo docente y las corrientes pedagógicas más significativas, señala los retos educativos que hay que afrontar en un mundo globalizado para alcanzar la excelencia. En la segunda parte, propone algunas soluciones antropológicas, éticas y pedagógicas, cuya orientación resume bien el subtítulo del libro (las profesiones educativas y la promoción de la plenitud humana).

En la tercera parte, se ocupa de la Universidad. Basta con señalar algunas de las cuestiones tratadas –el profesor universitario, la docencia y la investigación, la contribución de la Universidad a la paz y al pensamiento crítico–, para darse cuenta del calado y del interés de esta sección de Horizontes para los educadores. Se trata de realzar el papel de la Universidad, de recuperar su influencia para el bien tanto común como personal, en momentos en que parece que predominan el utilitarismo y el relativismo.

La obra concluye con la cuarta parte (Los compañeros de un educador), en la que el autor rinde homenaje póstumo a Antonio Millán-Puelles, su maestro; a Elliot W. Eisner (Stanford University), colega y amigo; y a José Manuel Esteve, su primer discípulo (Universidad de Málaga). Un acertado colofón con el que da un toque humano, de gratitud, muy acorde con los planteamientos de fondo –apuesta por la libertad y la dignidad de la persona–, de las páginas precedentes.

Tras la lectura del libro, uno concluye que es el fruto de muchas horas de trabajo riguroso, de una dilatada experiencia docente, de una vasta labor de investigación –las citas y las referencias bibliográficas, abundantes, abarcan tanto lo clásico como lo reciente sobre pedagogía– y de una ponderada reflexión. Se podría decir que se trata de la síntesis, del testimonio y de la herencia de tantos años dedicados con pasión a la investigación y a la docencia. Por esto, el libro me parece muy recomendable a quienes trabajan en la enseñanza en cualquiera de sus niveles y facetas, pero, además, pienso que puede ser iluminador también para un público más amplio, porque la educación tiene relación directa y decisiva con cuestiones vitales, culturales, sociales que a todos nos afectan de un modo u otro.

Luis Ramoneda

José Antonio Ibáñez-Martín: Horizontes para los educadores (las profesiones educativas y la promoción de la plenitud humana). Ed. Dykinson, S. L. Madrid (2017), 279 págs.