Un valiente testimonio

 

Basta visitar cualquiera de las librerías madrileñas, desde hace unos años, para descubrir que el género literario memorias y recuerdos se ha puesto especialmente de moda. Esto es especialmente llamativo en las librerías religiosas que se han inundado de libros que narran los testimonios en primera de hombres y de mujeres normales en las circunstancias de nuestro tiempo o en las catástrofes de la época. En este segundo caso, los autores buscan dar a conocer los dones de Dios que han recibido, pues no pueden dejar de dar gracias públicamente a Dios por su providencia y a la Iglesia por sostener la fe con los sacramentos y la Palabra de Dios.

No podía faltar en ese cúmulo de publicaciones, buenos ejemplos y buenas ideas, un libro de memorias de Florentino Matías Armenteros (Parada de Rubiales, Salamanca, 1933), un agregado del Opus Dei, de los primeros que pidieron la admisión en la Obra (Madrid 1954) y que toda su vida ha tenido que ver con la enseñanza, la construcción y la empresa y que, a pesar de estar jubilado, sigue ahí en el tajo, pues Florentino es sencillamente imparable y por tanto aconsejará como sacar adelante un proyecto, aunque ya no pueda firmarlo, ni ejecutarlo en primera persona.

Especialmente destacan en este libro las páginas dedicadas a narrar su estancia en Roma donde pudo conocer y tratar al Fundador del Opus Dei y aprender directamente el espíritu de la Obra de sus labios y de su buen humor. En efecto, san Josemaría Escrivá de Balaguer, cuya canonización se celebró en Roma hace ya 20 años es quien troqueló fuertemente la vida espiritual y la madurez humana de este salmantino, continuada por los dos siguientes Prelados, el beato Álvaro del Portillo y don Javier Echevarría (119-143). Ya desde la primera vez que le conoció en Madrid en 1960 se le había quedado grabada la mirada que “traslucía el cariño que nos tenía, que experimentábamos hasta en esa mirada tan penetrante, que decía todo sin palabras” (70).

Asimismo, el autor con lenguaje sencillo y asequible habla con toda naturalidad de cómo descubrió su vocación al Opus Dei y el desarrollo de la misma, en el trabajo profesional, la tarea apostólica siempre desde la amistad y la conciencia.

El lector puede conocer la vida corriente de un soldado haciendo la mili en Madrid, a la vez que desarrollaba sus estudios de delineante y, después, como profesional de los años cincuenta en Madrid, con los comienzos del Instituto Tajamar y la escuela deportiva en Vallecas (61-66). Es muy interesante la visión empresarial de Florentino desde muy joven (71-72) y finalmente la estancia en Córdoba (72-80).

La aventura italiana como profesor de Dibujo a los estudiantes de delineación y a los cursos profesionales de soldadores y electromecánicos en el Centro Elis de Roma (1964-1973) y su trabajo en el estudio de arquitectos de las obras de Cavabianca (1973-1978), muestran el espíritu de Florentino y adaptación a otros ambientes, lengua y cultura (85-183). Finalmente, narrará detalladamente el regreso a España y, de nuevo, su pasión por el mundo de la construcción hasta su jubilación.

José Carlos Martín de la Hoz

Florentino Matías Armenteros, Tierra roturada. Recuerdos, vivencias e impresiones. Ediciones Palabra, Madrid 2021, 255 pp.