Una dama de azul

 

La apasionante historia de Sor María de Jesús de Ágreda (1602-1665), ha sido escrita y novelada repetidas veces a lo largo de la historia, pues siempre ha resultado de un gran atractivo y espectacularidad que Dios le hubiera otorgado el don de la bilocación y, por tanto, hubiera podido realizar repetidas estancias en aquellas tierras lejanas de América, al otro lado del océano, para evangelizar a enteras comunidades indígenas, a las que luego dirigía bien preparadas hacia el bautismo y los demás sacramentos en las misiones más cercanas.

Los indígenas, en efecto, según pudieron corroborar los misioneros mercedarios, estaban fascinados con aquella concepcionista franciscana de hábito azul que con tanta dulzura les explicaba en su propia lengua la belleza y la armonía divina de la fe cristiana, mientras que, a la vez, continuaba viviendo sus obligaciones y la estricta regla de su orden y, por tanto, cumplía con su vocación esmeradamente en su convento de Ágreda en tierras de Soria.

Cuando finalmente la inquisición, por orden de Felipe IV tomó cartas en el asunto y llegó a término una profunda investigación que corroboró los hechos, la vida de Sor maría se vio efectivamente alterada, pues el rey en persona la tomó cono consejera para algunos asuntos de estado, como claramente refleja el extenso epistolario entre ambos durante 22 años (1643-1665).

Asimismo, también su vida diaria de comunidad se vio alterada porque acudían a ella muchas personas de toda clase y condición en busca de luz y de consejo para encontrar el camino de Dios.

La realidad, como testificaron a su muerte, en el proceso de beatificación, todas las personas que la trataron y especialmente las demás religiosas, es que ella intentó seguir siendo fiel a su vocación y llevar a las almas a Dios a través de la poderosa intercesión de la Virgen Inmaculada, con la que la religiosa estuvo toda su vida especialmente unida.

En cuanto a cómo entendía la religiosa ese don, es claro que para ella, el don de la bilocación, no significaba otra cosa que el deseo de Jesús de satisfacer las ansias de apostolado y de trasmitir la belleza de la fe cristiana que el mismo Dios había puesto en el corazón de la religiosa. Seguramente, pues, otros deseos habrían sido igualmente cumplidos de los que no tenemos noticia, pues forman parte de la intimidad del corazón.

Es importante, por tanto, releer con atención las anotaciones de esta nueva edición, de fray Rafael Pascual para comprender quien es Sor María de Jesús autora de “Mística Ciudad de Dios” acerca de la importancia de la Inmaculada Concepción (dogma mariano aprobado solemnemente por el Magisterio de la Iglesia y proclamado por el beato papa Pío IX en 1851), que todavía no ha recibido el definitivo juicio de la Iglesia.

José Carlos Martin de la Hoz

Eduardo Royo, Vida de Sor María de Jesús de Ágreda (1602-1655), autora de la mística ciudad de Dios, Edición y notas de fray Rafael Pascual Elías OCD, ediciones San Román, Madrid 2019, 430 pp.