Una historia de la Teología

 

He estado estos días muy entretenido preparando unas clases que debo impartir el curso próximo a través de la nueva modalidad de “streeming”, es decir a alumnos de diversos países del mundo, a lo largo de doce semanas de modo que podamos impartir 24 horas en total, acerca de una materia tan interesante como la historia de la teología. Como dice el asesor técnico: “con los riesgos del directo”.

En primer lugar, tengo que comentar que he leído con atención el manual de mi maestro el profesor Juan Belda Plans y, por supuesto, se constata que tiene mucho oficio en explicar esta materia durante muchos años y en varias universidades, pues basta con observar cómo distribuye la materia y el espacio que dedica a cada uno de los autores, para comprobar que domina la asignatura.

Así mismo, he recordado aquel viejo adagio que decía que “el profesor nuevo explica lo que no sabe, el mediano habla de lo que sabe y el maestro de lo que interesa a los alumnos”. Efectivamente, el manual está pensado de modo muy didáctico para que el alumno se quede con lo verdaderamente importante.

En la primera clase introductoria, tanto en el guion de la clase, como en el “power point”, me he permitido señalar una apreciación más, aunque parezca rutinaria: es capital disfrutar tanto de la asignatura, como el profesor Belda ha gozado preparando el manual: lleno de sustanciosos comentarios.

Respecto al repaso general de la asignatura, se puede comentar que se ha cumplido ala letra el fin de la misma: buscar comprender como la fe busca la razón para expresarse con rigor, cercanía e impacto. Por supuesto, decía el Profesor Francisco Lucas Mateo Seco que nosotros no creemos en el absurdo.

Dicho en positivo, se observa en este manual cómo los teólogos han ido presentando a lo largo de los siglos, de modo nuevo, con atractivo y riqueza la extraordinaria belleza y la armonía de la razón. Aunque siempre se han quedado cortos y habitualmente s necesario seguir ahondando hasta dar con una palabra más certera un argumento de conveniencia que, como las parábolas del evangelio, lleven al alumno a captar el fondo de la cuestión

Asimismo, hay que reconocer que la decadencia se ha mostrado muchas veces a lo largo de la historia, pues o se avanza o se retrocede, pues la palabra de Dios no está encadenada, sino que somos los hombres los que la envejecemos cuando no la contemplamos y saboreamos.

Decía el teólogo Joseph Ratzinger en su famosa Teología de la Historia según san Buenaventura, la tesis de habilitación para impartir la docencia que nosotros creemos lo mismo que los primeros cristianos, pero que conocemos mejor la doctrina que ellos, pues tras veinte siglos de teología, de sabiduría de la fe y de contemplación de los misterios de la misma, hemos traspasado de generación en generación el conocimiento y el amor de Dios.

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Belda Plans, Historia de la Teología, ediciones Palabra, Pamplona 2010, 315 pp.