Una historia desde la idea de Dios

 

El profesor alemán de historia de la filosofía Wolfhart Pannenberg (1928-2014), explicó muchas veces en seminarios y asignaturas regladas un curso sobre la teodicea o sobre la idea de Dios en la historia de la filosofía de la que es deudor el libro que ahora presentamos.

Indudablemente, estudiar la idea de Dios en la historia es abordar inmediatamente la cuestión tanto de la unicidad de Dios como del concepto de creación, de ahí que hasta que lleguemos a Nietzsche y su concepto de la muerte de Dios encontraremos eco a esas cuestiones claves (16). Hemos de adelantar que el concepto de relación en la vida íntima de Dios y con el hombre como su imagen y semejanza fue interpretado primero como criatura, segundo como hijo y, finalmente, los musulmanes como esclavo.

Como ha resaltado Benedicto XVI, la fe ha buscado siempre a la filosofía para poder expresarse con fidelidad al mensaje revelado y, en cambio, ha mantenido poca relación con otras religiones, pues el concepto de ecumenismo o deseo de conocerse y comprenderse para poder llegar a la unidad ha recibido un notable impulso a lo largo de la historia, pero más en el siglo XX y XXI.

En los primeros siglos, como afirmaba san Justino (23), la religión se presentaba como filosofía verdadera pues partía del dato revelado y contenido en la tradición, escritura y magisterio para razonar la fe hasta donde se llegara: “fides quaerens intellectum” se dirá más adelante. Primero con Marco Terencio Varrón y luego con San Agustín cuajará el termino de “teología natural “, quizás más acorde con el de “filosofía cristiana” que venimos hablando y distinto de la “teología” o ciencia de los mitos griegos. En cualquier caso, será Clemente de Alejandría en su “Pedagogo” quien nos hablará de los griegos como preparadores de la llegada de la revelación y en ese sentido el cristianismo sería la verdadera sabiduría (25).

Precisamente, con los Padres de la Iglesia y, en concreto, con el Pseudo Dionisio se popularizó el término “revelación cristiana” (25) que sistematizaría posteriormente Santo Tomás de Aquino (26). Indudablemente, el Aquinate terminaría la cuestión planteando la contemplación de Dios como el fin último y la aspiración de la felicidad de las virtudes.

Asimismo, Aristóteles plantearía que “la razón humana está limitada por su propia naturaleza. El conocimiento de Dios trasciende ahora los límites propios de la naturaleza misma de la razón”. Pero “el hombre aspira a superar esa barrera que le impone su naturaleza, más aún, es su propia naturaleza quien le insta a auto trascenderse” (27).

Siglos más tarde, con la ilustración, contra la fe en una autoridad que me trasciende “se afirmó el principio de la autonomía de la razón invirtiendo la relación entre filosofía y teología”. Todo quedará expresado en el título de la obra de Kant: “La religión dentro de los límites de la mera razón” escrita en 1793 (29).

José Carlos Martín de la Hoz

Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofía. Desde la idea de Dios, ediciones Sígueme, Salamanca 2001, 381 pp.