Una vida lograda

 

Con ese acertado título de “Una vida lograda”, ediciones Palabra ha publicado un nuevo volumen de la colección “Buscando entender”, con el que pretende dar a conocer de una manera sencilla y atractiva a los cristianos deseosos de formación, los grandes tratados de la Teología, la Sagrada Escritura, la liturgia, Historia y el Derecho Canónico. La colección está dirigida por el catedrático y Vicerrector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid.

En esta ocasión, los autores escogidos son José Luis Méndez y Juan Barbeito, sacerdotes de la diócesis de Madrid y empeñados en una extensa labor pastoral y parroquial que han sabido dedicar un tiempo inestimable a escribir, de modo asequible, al alcance de un amplio público sobre la Moral de la persona.

Precisamente, en el enunciado del trabajo que ahora presentamos, queda claro el concepto que va a ser el hilo conductor de este manual: la dignidad de la persona humana. Pues, como nos recordará el concilio Vaticano II en la "Gaudiun et Spes" en el capítulo 24 dice: "El ser humano es la única creatura que Dios ha creado por sí misma". Más aún, el Señor, cuando ruega al Padre que todos sean uno, como nosotros también somos uno (Io 17,21-22), abriendo perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.

Es interesante que nuestros autores se centren en la categoría de persona y sobre ese regalo de Dios al mundo que es cada persona creada por Él y dotada de la dignidad de ser imagen y semejanza del creador, vayan desplegando las consecuencias tanto en la vida personal, como en la vida social: un hombre virtuoso es una persona con una vida lograda, colmada.

Que el hombre sea llamado a la santidad, es decir a la plenitud del conocimiento de Dios y de su creación y al amor a Dios y a los demás, es una sencilla consecuencia del dogma de la encarnación.

En efecto, como nos recuerda el Concilio de Calcedonia (451) al tomar Jesucristo la naturaleza humana junto a la divina, con sus cuatro notas: “inconfuse, inseparabiliter, immutabiliter, inseparalibiter”, está recordando que, con la gracia de Dios y la cooperación libre del hombre, el hombre puede llegar a la santidad, es decir, eso es posible y es la meta.

Recordaremos cómo santo Tomás había dejado claro que “la gracia no destruye la naturaleza, sino que la sana, la eleva y la vivifica” (STh, I, q. 1, a.8), por eso desde siempre la teología católica ha fundamentado sólidamente la moral cristiana con una sencilla afirmación: “la vida en Cristo” (Catecismo de la Iglesia n. 1691).

José Carlos Martín de la Hoz

José Luis Méndez y Juan Barbeito, Una vida lograda. Moral de la persona, ediciones Palabra, Madrid 2021, 124 pp.