Unidad y uniformidad

 

Habitualmente hay que recordar a las jóvenes generaciones que están tomando el relevo en nuestra civilización occidental que existen verdades fundantes que costosamente hemos aprendido y gracias a las cuales hemos desarrollado una sociedad que crece más y más en progreso y cultura siempre sobre la base de la dignidad de la persona humana y la búsqueda del bien común.

Indudablemente, una de esas verdades fundantes es que “la unidad es útil y necesaria y la uniformidad realmente ni es útil ni necesaria”. Precisamente el ejercicio de la verdadera libertad, nos llevará a valorar la diversidad en muchos órdenes de la vida y a buscar la unidad en las cuestiones esenciales, como Dios, la Iglesia, la santidad, el amor el bien del prójimo. También la variedad marca estilos de vida distintos, variedad en el modo de enfocar las cuestiones que hacen variopinto y divertido el jardín de la existencia, pues esas maneras distintas de ser y obrar hacen que debamos acometer el desarrollo en un trabajo en común siempre satisfactorio.

El profesor Thomas Bauer de la Universidad de Münster ha redactado un breve ensayo sobre la ambigüedad y lo distinto, las razas y las especies las variedades de plantas, animales y rocas. Asimismo, las sectas, gustos, aficiones, partidos políticos, y además, va estudiando la evolución de estas cuestiones.

Precisamente, el desconcierto del profesor Bauer ante el decrecimiento de las especies de animales, insectos, sectas o grupos musicales en los últimos años le llevará a plantearse preguntas, a interrogarse acerca de si estamos perdiendo libertad y cayendo en un cierto uniformismo, a la inquietud acerca de si estamos camino de perder libertad en un futuro uniformado.

En el caso de las religiones (43-56) el autor decide realizar una visión superficial de la cuestión remitiéndose a asuntos muy generales comunes a todas las grandes religiones, sin tener en cuenta las concepciones de fondo de cada una. Parece  que en nombre de “la conspiración de Nueva Era” se haya limitado a afirmar que todo líder religioso, todo libro sagrado y todo dogma es algo peligroso para la paz y concordia de la sociedad.

Inmediatamente, se detendrá en la clasificación de las religiones entre fundamentalistas y relativistas para concluir que en ambos casos tienen poco futuro en una sociedad democrática como la actual que desea saciar su ansia de eternidad y de paz con argumentos sensibles: “la religiosidad tradicional aparece aquí, cada vez más como prescindible y nada atractiva” (54)

Evidentemente Cristo se ha encarnado y se ha revelado. El objetivo de la Iglesia sigue plenamente vigente y es capaz de alumbrar la vida de nuestra generación pues como decía Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea sino por el encuentro con una Persona que da un horizonte nuevo a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI, Deus caritas est, n.1)

José Carlos Martín de la Hoz

Thomas Bauer, La pérdida de la ambigüedad. Sobre la univocación del mundo. Herder, Barcelona 2022, 112 pp.