Velar por la libertad

 

El pensador y ensayista italiano, Pietro Del Soldá, ha editado en castellano uno de sus más célebres ensayos que gira alrededor del concepto de aventura y que ha sido elaborado primorosamente sobre la base de literatura griega más clásica, uniendo de este modo lo nuevo y lo antiguo acerca de un tema de siempre.

Indudablemente, es un reto redactar para el hombre de nuestro tiempo un ensayo sobre la filosofía de la aventura cuando parece que los hombres de nuestro tiempo solo deseamos realmente la situación más cómoda y pensar en otra cosa distinta que en los problemas o preocupaciones.

Lógicamente, el éxito de este ensayo radica, en primer lugar, en la vuelta a la literatura y a los temas clásicos pues tocan el fondo del alma de los hombres de todos los tiempos y, desde luego, porque hoy como ayer, hay muchas personas inquietas que se rebelan ante la rutina y los análisis paralizantes. El hilo conductor de las narraciones de la literatura griega que nuestro ensayista trae para plantear la aventura y la filosofía de la aventura está en el rico concepto de libertad que maneja y, sobre todo, en la fuente inagotable de deseos de llegar a nuevas soluciones ante los retos de nuestro tiempo.

Hemos de velar siempre por la libertad, también en los momentos en los que los demócratas de nuestro tiempo adopten soluciones que coarten la libertad, tanto de elección como de la propia energía de la libertad. No hay más límite para la libertad que la verdad, pues la verdad es encauzadora de la libertad nunca actúa en menoscabo de ella: “los griegos son difíciles de batir por que luchan por la libertad” (83).

Ahora bien, el profesor Del Solá nos dirá que poseer el poder no significa que la libertad personal propia o ajena esté en peligro, puesto que “no hay libertad sin poder, ni poder son libertad” (111). Las aparentes disyuntivas que se pueden dar entre estos conceptos, lo resolvió san Agustín hace muchos siglos recordando que ejercer la autoridad significa una actitud de servicio al bien común que puede no corresponde con la sumatoria del “aparente bien de los individuos” sino llevarles a un bien común mucho más alto y más duradero y profundo.

Es muy interesante el rastreo que realiza nuestro autor en las célebres narraciones de historiador Heródoto para buscar comentarios y apreciaciones a favor del genio femenino, su inteligencia aguda, capacidad de intuición, que destaquen sus dotes y juicios interesantes (122).

Lógicamente, lo que importan son las ideas, vivir y tener ideas, pues con ellas se pueden construir sociedades e ideales con el “intelecto comprometido” (155), pero que esas ideas respeten la dignidad de la persona humana. Es decir, siempre tenemos el problema del compromiso del intelectual con la verdad y con los hombres (169).

José Carlos Martín de la Hoc

Pietro Del Soldá, La vida fuera de uno mismo. Una filosofía de la aventura, Tusquets, Barcelona 2023, 313 pp.