Vigilancia permanente

 

Desde hace mucho tiempo en todos los medios de comunicación y, a través de todos los conductos como proporcionan los multimedia, es decir, las redes sociales, las series, películas, internet, periódicos digitales, las novelas de acción, de espías, históricas recientes, thriller al uso o novedades sofisticadas, nos están informando y dando detalles acerca de la vigilancia permanente a la que estamos siendo sometidos el pueblo sencillo, la gente corriente, de toda clase y condición, y no solo los personajes más o menos poderosos e influyentes.

Que esto lo afirme con la historia de su vida, de su quehacer profesional, e incluso con un arrepentimiento sincero un ingeniero y espía de la CIA, Edward Snowden, o como se llame realmente, parece más propio de un libro de Tom Clancy.

Efectivamente, el transcurso de las páginas parece corresponder al relato personal de uno de los grandes genios de la informática, un ingeniero joven, quien tras hacer posible tecnológicamente esta vigilancia mundial de nuestros móviles, páginas web o correos electrónicos, ha decidido denunciar esta fragante manipulación y vigilancia a la que estamos siendo sometidos (17).

Los hechos que narra son tan recientes (2013) que es inevitable que una cierta corriente eléctrica recorra nuestra espalda al saber que esto no es ni en general, ni en otro país, sino que somos cada uno de nosotros y aquí.

La cuestión de fondo que plantea este interesante trabajo (tragedias personales aparte) es que estamos ante un asunto que desborda ya la fase anecdótica, ocasional, o meramente superficial para merecer que se plantee seriamente un mecanismo de control que ponga un límite a esta vigilancia.

En segundo lugar, sigue siendo actual el reto que Benedicto XVI lanzó al mundo durante su pontificado, señalando la importancia de alcanzar una ética global que respete la dignidad de la persona humana y los derechos humanos. Es decir, hemos de poder abordar esta cuestión desde el punto de vista ético.  

En cierto modo, estamos ante un problema parecido acerca de los límites éticos y antropológicos de la experimentación humana para curar enfermedades o para gobernar un mundo globalizado.

Esta cuestión es la que plantea el autor, lógicamente, con sus herramientas, la autoridad moral de su experiencia personal y su valiente afirmación de la libertad y la dignidad de la persona humana, de toda persona humana, que le ha llevado a vivir escondido, con amenazas continuas, simplemente por haber roto una lanza por el resto del género humano. El terrible problema es que la vida cotidiana sigue su terrible y demoledor ritmo cansino, el paso del tiempo, el dejar que otras cuestiones más importantes llenen nuestros intereses y ocupaciones y que, aparte de algunos expertos mundiales que puedan hablar acerca de la cuestión, todo siga igual.

José Carlos Martín de la Hoz

Edward Snowden, Vigilancia permanente, ediciones Planeta, Barcelona 2019, 445 pp.