Volver a los años setenta

 

Hace unos años me contaba paseando por la pasillos de la Biblioteca Nacional de Madrid, en un descanso en el trabajo, mi gran maestro y amigo entrañable, el catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla, profesor Paulino Castañeda Delgado (1938-2008), que había sido invitado por la Fundación Alemana Advenians a dar una conferencia a una ciudad de Baviera, en el corazón de la católica Alemania, en compañía del entonces famoso teólogo y marxista Gustavo Gutiérrez (1928), sobre el tema de la Teología de la Liberación en América Latina.

La diatriba, según narraba Paulino, discurrió en un clima de gran confraternización pues se desarrollaba en el marco de una cena abundante, con productos abundantes de la tierra y regada con mucha cerveza. Paulino que era de un pueblo de Valladolid, Vecilla, y por tanto hombre sobrio y muy socarrón, no bebió más que agua. Se reía recordando a aquellos alemanes que disfrutaban de la velada, mientras escuchaban a dos profesores debatiendo acerca de si la filosofía marxista podía ser herramienta adecuada para construir una teología que expresara adecuadamente el misterio cristiano de la caridad y, sobre todo, a la misión cristiana de ser constructores del verdadero desarrollo (adecuado a la dignidad de la persona humana) y a la paz y solidaridad en el mundo.

La escena terminó con una broma con la que Paulino concluyó aquella conversación, recordando que, al día siguiente, él regresó a sus clases a Sevilla y a publicar alguno de sus trabajos sólidos y fundamentados en los documentos del Archivo de Indias. Gustavo Gutiérrez se incorporó a la Orden de Predicadores, los dominicos de Lima en el Perú, y dedicó su vida a la búsqueda de la santidad de vida y a la predicación el Evangelio a través de la teología de Santo Tomás de Aquino. Y, finalmente, aquellos alemanes después de dormir bien, y de dar una limosna para contribuir al verdadero desarrollo de América Latina, se fueron a sus trabajos pata sacar adelante su familia y aportar al bien común.

Esta anécdota de mi maestro, me venía a la cabeza, mientras estaba sentado en la mesa presidencial del anfiteatro del Aula 18 de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Se trataba de  en un acto universitario, denominado "Acto-Debate", una mesa redonda, sobre el tema. "Movimientos Revolucionarios en América Latina". Mi misión era aportar los datos básicos de la historia de la evangelización.

Enseguida, pude escuchar a tres ponentes llegados de América Latina, que trajeron la simpatía y el gracejo de aquellas tierras. Los dos ponentes varones, hablaron llenos de vitalidad e ilusiones y sobre todo de utopías marxistas, el sociólogo colombiano Iván Forero y al antropólogo salvadoreño Txamba Pagés. Era volver a los años sesenta.

Me impresionó la intervención de la profesora de la Universidad del Istmo, Guatemala, Carmen Camey, quien resumió maravillosamente la historia reciente en Latino América y en concreto a Centroamérica, con gran rigor y precisión, para concluir que la vía marxista guerrillera demostró ser un fracaso para América Latina y que ha dejado sembrado de odio aquellas tierras. Propuso como solución el trabajo diario, honrado y constante por la caridad y la justicia en el marco de la doctrina Social de la Iglesia.

José Carlos Martín de la Hoz