Algo de mí mismo

Destaca el afán de aventuras de Kipling, su sensibilidad e interés por todo lo exótico; el amor por su familia y, en otro orden de cosas, por todo lo británico. Esto último le llevó a ser considerado extremadamente conservador. En su autobiografía relata las anécdotas de su infancia en la India, las siniestras pensiones en las que hubo de alojarse cuando sus padres le enviaron a Inglaterra a estudiar. Contrasta esta experiencia con la presencia de su familia inglesa –algunos de ellos artistas -, su afición progresiva a la lectura y la alegre vida de colegial. Su trabajo como periodista en la India está tan bien narrado que uno siente el calor sofocante de las noches veraniegas en las que resulta imposible dormir. La vocación literaria de Kipling empieza a manifestarse con la publicación de relatos breves en el Pioneer de Allalabad. Kipling reconoce que su estilo literario tiene una gran deuda con el periodismo y la técnica de reducir el número de palabras sin omitir nada de lo esencial. Vuelve a Londres para dedicarse a la literatura. Tiene éxito y conoce a los escritores más célebres del momento. Pero su espíritu no descansa y se embarca en un viaje alrededor del mundo -británico naturalmente-. Contrae matrimonio en 1892 y la pareja se instala en los EE UU donde las obras de Kipling ya han alcanzado fama. Fruto de su estancia en la Costa Este es la novela Capitanes Intrépidos, relativa a la pesca del bacalao en Nueva Inglaterra. Finalmente el matrimonio se establece en Inglaterra, alternando con estancias en Sudáfrica. Según avanza el relato la narración va perdiendo fuerza. El último capítulo lo dedica a describir su ambiente de trabajo. La obra se publicó póstumamente, después de la muerte del autor en 1936.