“Cuando se escriba su biografía –sugería Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei-, entre otros aspectos relevantes de su personalidad sobrenatural y humana, este habrá de ocupar un lugar destacado: el primer sucesor de san Josemaría (…) en el gobierno del Opus Dei fue –ante todo y sobre todo– un cristiano leal”. Con esta pauta, el autor ha llevado a cabo un hondo trabajo de investigación, construyendo el texto sobre cartas, documentos y testimonios hasta ahora inéditos, y logrando una biografía conmovedora y rigurosa.
Álvaro del Portillo (1914-1994) fue el gran apoyo del Fundador, y permaneció a su lado desde muy joven hasta su fallecimiento. Desempeñó un papel relevante en el Concilio Vaticano II, y fue ordenado obispo en 1991. En la actualidad está en marcha su proceso de Beatificación.
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Aunque uno piense que ha
Aunque uno piense que ha conocido a Álvaro del Portillo, o que tiene muchos datos sobre su vida, seguramente se sorprenderá al leer esta biografía, pues probablemente es la más completa que se ha escrito. Al terminar el libro, el lector queda impresionado por el personaje que surge, y aparece especialmente clara la razón del título: un hombre fiel. Seguramente no se le puede poner mejor calificativo, a pesar de que se podría hablar de él como un hombre extraordinariamente inteligente, de un hombre fuerte y decidido, de una persona con iniciativa e ingenio. Hombre piadoso como pocos, cumplidor y ordenado. Pero sobresale de un modo notorio su sentido de la fidelidad, que supone la humildad de obedecer, de seguir a una persona, a un santo, como era San Josemaría, de seguir un espíritu, el del Opus Dei. Un hombre para imitar.