Autobiografía de Federico Sánchez

Alegato de Jorge Semprún, "Federico Sánchez" dentro del PCE, contra Dolores Ibarruri, Presidenta del Partido Comunista de España, y su Secretario General, Santiago Carrillo. Hace una apología de su trabajo en la clandestinidad en España, entre 1953 y 1962. En 1964 fue expulsado del Comité Central y del Partido, junto con Fernando Claudín. Las tesis que defendían ambos disidentes resultaron acertadas y a la muerte de Franco el país experimentó una transición pacífica a la democracia, a la que el PCE no tuvo más remedio que sumarse. "Autobiografía de Federico Sánchez" recibió el Premio Planeta en 1977.

Ediciones

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1977 Planeta
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Lo primero que habría que preguntarse es cómo una autobiografía puede considerarse simultáneamente una novela. Lo es debido a la técnica narrativa que utiliza el autor: un relato no cronológico, interés por los personajes y las escenas más que por el detalle de los hechos y amplios paréntesis en los que el autor introduce sus argumentos. El resultado es un estilo literario novedoso, fácil de leer y que mantiene el interés. El análisis de la realidad española que llevó a Semprún y a Claudín fuera del PCE, es el mismo que muchos hemos vivido y que otros, aún hoy, se niegan a reconocer: que España experimentó con el franquismo un importante desarrollo económico y social, que hizo ilusoria una revolución obrera y comunista. Por ejemplo llama la atención en el discurso del PCE la mención del "capitalismo monopolista" y de sus supuestas contradicciones. Si en los modestos años sesenta podía hablarse de monopolios ¿qué habría de decirse hoy cuando la mayoría de las pequeñas y medianas empresas han desaparecido? En cuanto a las contradicciones del capitalismo queda claro que estas afloran en las situaciones de crisis, ya que en los periodos de desarrollo, sobre todo si este es democrático, el bienestar alcanza a todos en mayor o menor medida. Semprún arremete furiosamente contra el llamado Espíritu-del-Partido, entendido como una fe religiosa, irracional e infalible. Apunta que ese espíritu no es científico y beneficia a las personas dispuestas a mantenerse en el poder a cualquier precio, como Santiago Carrillo. La globalización intelectual ya se había producido en Occidente y nadie, por muy marxista que se declarase, estaba dispuesto a renunciar a las libertades individuales y a sustituir la dictadura franquista por otra comunista. Nos preguntamos, por último, qué es lo que atraía a escritores y artistas hacia el Partido Comunista. Semprún habla de conocidos escritores españoles que se movían en París en ese ambiente. Hay que decir que los intelectuales se sienten atraídos por las ideologías que prometen libertad y justicia. Es preciso que se pongan de manifiesto las limitaciones de dichas ideologías, para que esos intelectuales se desengañen. Por ejemplo, tratar de afirmar la libertad de un pueblo -como en el caso cubano-, sin reconocer las libertades individuales, supone una contradicción que aún muchos no están dispuestos a reconocer.