Casa paterna

Los tres cuentos tienen un fondo común de tristeza y desgarro, presentando la estrecha situación social de la mujer meridional italiana en los principios de nuestro siglo. Pero la sensibilidad afligida de Maria Messina no tiene nunca el menor atisbo de reivindicación explícita, de feminismo beligerante; al contrario, te gana para esa causa con la ternura de unos personajes “humildísimamente humildes”.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1993 Ed. del Oriente y del Mediterráneo
75

Está procedida por un prólogo de Leonardo Sciascia, y continuada con una nota biográfica - escueta y llena de cariño - escrita por Annie Messina, sobrina de la escritora.

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Imagen de Rubito

”. El agobio, “ese tufillo indefinible a cárcel de gente honrada desconocido para los que viven más arriba de Nápoles”- siguen siendo palabras del prólogo - es presentado desde el sentimiento de las protagonistas, que abren su alma apenas con palabras tan claras como sinceramente elocuentes.

Mucho debió saber de ello Maria Messina, que vivió una vida difícil, atada a una enfermedad progresiva e invalidante - una esclerosis en placas -, aunque tan rica y tan fuerte que le permite aún ahora ser recordada con un rostro marcado de sufrimiento, pero bello e iluminado por la sonrisa, cuando su sobrina le hablaba de los sueños y anhelos que antes habían sido suyos. Quizá la única carencia que se le puede achacar al libro sea su cortedad, que sólo parece anunciar más, como una cata muy agradable.

( de Ángel García Prieto )