Chatarra

Christopher trabaja para el señor Absalom, un ingeniero de niños mecánicos. Él es feliz siendo el único chico "auténtico" entre su panda de amigos hechos de chatarra..., hasta que un accidente le revela una verdad terrible, que lo llevará a vivir con sus colegas una emocionante aventura para descubrir quién y qué son, e incluso qué significa ser humano. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Bambú
352
978-84-8343-561

Traducción de Verónica Canales

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Novela juvenil muy interesante sobre la construcción de androides en un futuro imaginario y la posibilidad de insuflarles conciencia propia. La historia se desarrolla en un tiempo futuro indeterminado en Gran Bretaña, pero con ambientación distópica, ya que la sociedad que se presenta es imaginaria “con características negativas que son las causantes de la alienación moral”. En esta sociedad, conviven los maniquíes mecanizados con los seres humanos bajo unas estrictas normas: solamente se permite construir autómatas niños tras varios desastres ocurridos a causa de los autómatas adultos y, especialmente, después de que una Gran Guerra haya asolado el mundo con consecuencias incalculables.

Los protagonistas de la novela son dos jóvenes de trece años: Christopher y Estelle (una niña que sabe hacer piel), que trabajan en el taller del ingeniero Gregory Absalom, creador de rudimentarios androides. Absalom, que se dedica a la venta de mecanizados, ha conseguido crear una pandilla de androides que formarán casi una familia según avanza la trama: Rob (redondo y achaparrado), Tenazas de dos metros y medio, Manda de piernas desiguales, Jack con cabeza independiente, todos ellos diferentes a los humanos y de Propulsión Básica, porque “era ilegal crear mecanizados adultos que tuvieran conciencia de sí mismos” (p. 21). Fabricados como mano de obra, su existencia resulta rutinaria hasta que, tras un grave accidente, descubren que Christopher no es el joven que aparenta ser.

Con un estilo claro y adecuado para los jóvenes lectores, en la obra se plantean temas muy interesantes: por una parte, el mundo distópico en el que se viven situaciones indeseables así como la tecnología al servicio de la ambición y del poder, que son una advertencia de los riesgos y peligros que todo ello puede causar a la humanidad. El poder de la ciencia, mal utilizado por un hombre despiadado y calculador, puede provocar catástrofes apocalípticas (como ya se ha comprobado en numerosos casos a lo largo de la Historia). Pero, por otra parte, la obra está llena de esperanza ya que, a pesar de las imperfecciones y de las diferencias entre los personajes, se muestra que siempre es posible la verdadera amistad, así como el poder de la familia para superar problemas y dificultades. De esta forma, la pandilla de autómatas se acaban convirtiendo en los mejores amigos de Christopher y, finalmente, en sus salvadores.