El club de lectura del final de tu vida

¿Qué estás leyendo?Esa es la pregunta que le plantea Will Schwalbe a su madre, Mary Ann, en la sala de espera de la unidad de oncología del hospital Memorial Sloan-Kettering. La respuesta es un largo diálogo entre madre e hijo convertido en un particular "club de lectura" mientras la vida de ella discurre, inexorablemente, hacia su ocaso.
Su pasión por la lectura les lleva a constatar, una y otra vez, el poder de los libros para reconfortarnos, asombrarnos, enseñarnos y aconsejarnos sobre lo que debemos hacer con nuestra vida y afianzar nuestro lugar en el mundo. Cuando leen, no son una persona enferma y otra sana, sino una madre y un hijo que viajan juntos por universos literarios tan diversos como los de Dante, Shakespeare, Lewis Carroll, Dickens, Scott Fitzgerald, Günter Grass, Iris Murdoch, Arthur Miller y muchos otros. El resultado es una historia profundamente conmovedora sobre la pérdida pero también un homenaje festivo a la vida y a la literatura.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 RBA lilbros
384
978-84-9006-506-8
Valoración CDL
2
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Imagen de Azafrán

El argumento es muy emotivo. Una familia norteamericana afronta los últimos meses de vida de la madre quien padece un cáncer de páncreas.
Deberíamos mejor decir la abuela porque ya tiene varios nietos. La familia es una familia “aséptica”: son tres hermanos. El mayor, Doug, está casado por segunda vez y los dos hijos de ese matrimonio viven con su ex mujer. Del segundo matrimonio tiene otro hijo.
El segundo hermano, Will, representa la voz del autor y es quien cuenta la historia. Se trata de un hombre homosexual que vive con su pareja, David. Es un editor, tarea profesional que le pone en contacto con los libros. El y la madre-abuela se proponen leer un libro al mes y comentarlo. De ahí el título de la novela.
La tercera hermana, la pequeña, se llama Nina y también es homosexual. Vive con otra mujer y tienen dos hijos. No sabe el lector si cada uno de ellos es de cada mujer o si son adoptados.
Para continuar con la descripción de esta familia “aséptica” tenemos que señalar que en materia de creencias religiosas, la madre-abuela es protestante, aunque en realidad, el matrimonio es de procedencia judía. ¿Y los hijos? De todo y de nada. Will, por ejemplo es ateo y su madre se empeña en que lea libros que le puedan acercar al concepto “Dios”.
En cuanto a las lecturas que se recomiendan, ya que la novela no es otra cosa que un catálogo de autores – la mayor parte de ellos de la cultura anglo-norteamericana- y novelas, muchos de los que aparecen en cualquier lista de “los más vendidos”: El Hobbit de Tolkien, El velo pintado y Servidumbre humana de Somerset Maugham, Asesinato en la catedral de TS Eliot, Una lectora nada común de Allan Bennett, Suite Francesa de Némerovsky, La elegancia del erizo de Muriel Barbery, Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn, El tambor de hojalata de Günter Grass, Muerte en Venecia, la montaña mágica, José y sus hermanos y Mario y el mago de Thoms Mann, Alicia en el país de las maravillas de Lewis Caroll, Mil soles espléndidos y Cometas en el cielo de Khaled Hosseini, Regreso a Howards End de EM Foster, Los pilares de la tierra de Ken Follet, Un lugar seguro de Wallace Steigner, Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson, El molino del Floss de George Eliot, Las alas de la paloma de Henry James, Los hermnos Karamqzov de Fiodor Dostoyesvki, El señor de las moscas de William Golding, Un tranvía llamado deseo de Tenesse Williams. En ocasiones cita autores sin especificar ninguna obra: León Uris, Agatha Cristie, Irish Murdoch, Jean Austen, Elizabeth Bishop...
Junto a estos títulos y autores que tienen en común el haber sido record de ventas y poco más, cita otras obras de autoayuda, de filosofía oriental, en el sentido de equipararlas a la fortaleza espiritual que puede un cristiano encontrar en su fe.
Por otra parte la edición presenta descuidos. Por ejemplo, comienza con un índice de novelas y señala la página dónde aparecen. Pero esas páginas no siempre se corresponden. Y además el índice es incompleto. De hecho cita muchas más del doble de obras de las que aparecen en él.
Vista, la novela, en su conjunto se puede afirmar que es la suma de todas las variedades sociales y religiosas habidas y por haber con la intención de acercar la obra al mayor número de lectores posibles bajo el efecto emotivo del hombre que está a punto de perder a su madre y con la que mantiene un diálogo sobre las bondades de luchar por una biblioteca en Afganistán para que los niños de ese país se acerquen a la cultura.
La madre-abuela representa la filantropía. Ha participado y participa en toda clase de campañas en contra de las guerras en los países tercermundistas, se ha traído a su casa -a los EEUU- a jóvenes de aquellos países para ayudarles en su formación universitaria.
Nina, la hermana de Will, trabaja en una ONG en Suiza. En fin que aquello de familia “aséptica” queda en pie, porque no encuentro otro adjetivo que pueda describirla de una manera más acertada. A no ser el de ejemplo del relativismo más contundente que he encontrado.