El encantador de perros

César Millán se ha ocupado profesionalmente en tratar perros con dificultades en la conducta. En este libro ofrece los principios en los que se basa para realizar su trabajo. El primero de ellos es que nos demos cuenta de que el perro es una animal, no una persona. Lo que el animal espera de su dueño no es lo mismo que esperaría una persona y, desde luego, el afecto no ocupa el primer lugar. La escala de valores que Cesar recomienda en la educación de esos animales es, por este orden, “Ejercicio, disciplina y afecto”.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2009 Santillana
306
978-84-663-2309-3

Título y edición original: 'Cesar`s Way' de 2006. Existe una edición española de Aguilar en 2007. El libro va acompañado de un breve listado de Asociaciones que se dedican a la recuperación de perros, también en España.

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En algunos momentos, durante la lectura de “El encantador de perros”, nos preguntamos si los consejos que ofrece César Millán para la educación de esos animales no serían también aplicables a las personas; y es que las personas, debajo de una capa de cultura que en algunos es un mero barniz, tenemos nuestra naturaleza animal, con sus exigencias y sus riesgos. César explica que el mundo de los perros está jerarquizado y que para sentirse cómodos estos necesitan saber quién es el líder, quién fija las normas. En un perro casero el líder no puede ser otro que su amo y, en general, las personas que conviven en el mismo domicilio. Estos tienen que estar dispuestos a actuar con una “energía serena” a fin de obtener del perro una actitud sumisa. La alternativa es que sea el propio can el que asuma el mando y tenga a todos de cabeza a su alrededor. El liderazgo se manifiesta en la existencia de unas normas y límites que se imponen con constancia, pero sin estridencias. Las personas utilizan al perro como objeto de su afecto y paliativo de la soledad; pero no es eso lo que los perros esperan en primer lugar de sus amos, sino una dirección que facilite su adaptación al entorno. En la naturaleza el animal no encuentra afecto sino, por el contrario, unos límites muy estrictos para la supervivencia. Una persona que siempre estuviera recibiendo premios ¿en qué se convertiría? En alguien odioso. Lo mismo le ocurre a un perro que siempre esté recibiendo afecto y comida sin exigírsele nada a cambio. Pero es al tratar de la disciplina cuando César Millán utiliza sus frases más hermosas. Entresaco algunas de ellas: “La disciplina hace de uno mismo una persona mejor, te pone en forma, te ayuda a preservar tu salud y tus relaciones. La disciplina me ayuda a estar concentrado, a alcanzar mis objetivos y a perseguir mis sueños. Me permite mantener el equilibrio, ser un ser humano respetuoso, honrado, alguien que quiere lo mejor para sí mismo y para los demás. Sin disciplina nadie puede constituir un modelo que se pueda seguir. Si no eres una persona disciplinada toda tu energía se vuelve negativa”. Liderazgo, autoridad serena, reglas, límites y disciplina: normas básicas de cualquier educación, también para los perros.