El autor se vale para hacer, de una manera retrospectiva, un retrato de la sociedad argelina en aquel momento crucial y para mostrar su actitud personal ante la vida como vocacional autor literario abocado por circunstancias familiares y ambientales a la dedicación militar. Las difíciles relaciones filiales, el compañerismo, la lealtad a su nación, las luces y sombras de los años de academia están tratadas de una manera del todo convincente, por el realismo de su descripción, la emoción adecuada y el contenido toque poético. Desde luego no es el Khadra del estertor de violencia de las otras novelas, sino el hombre, sereno, profundo, pleno de ideales y razones ante una vida tan difícil y a la vez fascinante por el reto de trasformar una sociedad desgarrada por el odio.
La publicación de El escritor le ha servido a Khadra para hacer su presentación con verdadera identidad en Francia y en otros países, y el libro no es más que la narración de su propia infancia y adolescencia, interno en la academia de cadetes del ejército argelino, durante los años inmediatos a la guerra de independencia. Narración de la que se vale para hacer, de una manera retrospectiva, un retrato de la sociedad argelina en aquel momento crucial y para mostrar su actitud personal ante la vida como vocacional autor literario abocado, por circunstancias familiares y ambientales, a la dedicación militar. Las difíciles relaciones filiales, el compañerismo, la lealtad a su nación, las luces y sombras de los años de academia están tratadas de una manera del todo convincente, por el realismo de su descripción, la emoción adecuada y el contenido toque poético.
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El autor se vale para hacer, de una manera retrospectiva, un retrato de la sociedad argelina en aquel momento crucial y para mostrar su actitud personal ante la vida como vocacional autor literario abocado por circunstancias familiares y ambientales a la dedicación militar. Las difíciles relaciones filiales, el compañerismo, la lealtad a su nación, las luces y sombras de los años de academia están tratadas de una manera del todo convincente, por el realismo de su descripción, la emoción adecuada y el contenido toque poético. Desde luego no es el Khadra del estertor de violencia de las otras novelas, sino el hombre, sereno, profundo, pleno de ideales y razones ante una vida tan difícil y a la vez fascinante por el reto de trasformar una sociedad desgarrada por el odio.
( de Ángel García Prieto )
La publicación de El escritor le ha servido a Khadra para hacer su presentación con verdadera identidad en Francia y en otros países, y el libro no es más que la narración de su propia infancia y adolescencia, interno en la academia de cadetes del ejército argelino, durante los años inmediatos a la guerra de independencia. Narración de la que se vale para hacer, de una manera retrospectiva, un retrato de la sociedad argelina en aquel momento crucial y para mostrar su actitud personal ante la vida como vocacional autor literario abocado, por circunstancias familiares y ambientales, a la dedicación militar. Las difíciles relaciones filiales, el compañerismo, la lealtad a su nación, las luces y sombras de los años de academia están tratadas de una manera del todo convincente, por el realismo de su descripción, la emoción adecuada y el contenido toque poético.