El primer trago de cerveza; y otros pequeños placeres de la vida
El título es fiel a su contenido que incluye 34 cortos pasajes donde describe esas sensaciones que todos hemos sentido y no nos hemos parado a pensar en ellas como el olor de las manzanas, ir a coger moras, ayudar a mondar guisantes, el jersey de otoño, mojarse las alpargatas, sumergirse en los caleidoscopios o llamar desde una cabina.
Cada uno de los 34 " placeres de la vida " no suelen ocupar un par de páginas o a veces menos
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Comentarios
Este autor tiene algo mágico en su prosa, y una feliz filosofía de la vida. No sé de él más que lo que leí en "El Pórtico", en estos deliciosos ensayitos y en la novela que ahora estoy leyendo. Que el primer trago de cerveza justifica el resto de la jarra ya lo intuía yo, pero no supe que lo sabía hasta que leí a Delerm. El olor de las manzanas lo descubrí, paradójicamente, viendo "La Infancia de Iván", de Tarkovski. Lo de llamar desde una cabina es una nostalgia que desde que inventaron los móviles no disfruto... Lo importante en este libro es la capacidad de asombro, de disfrutar con lo menudo, con lo cotidiano. Es verdad que yo odio leer en la playa, que no hay para mí peor momento que la noche del domingo, etc. Y es que los pequeños placeres de la vida no son los mismos para todos. Lo importante, lo decisivo, es saber descubrir con la mirada ingenua e inocente la grandeza de esos momentos.
Hay cosas que solo se recuerdan bajo un olor, un sabor o un ruido al cabo de un cierto tiempo, pasando desapercibidas en los momentos en los que en realidad ocurren, como pasa con el primer trago de cerveza, que da título a la obra. Pequeñas joyas de arte que anclan el recuerdo y fomentan la nostalgia. Quizá sea un buen ejercicio para el lector no dejar para el futuro, siempre incierto, el recuerdo de los pequeños y buenos momentos actuales, de las innumerables pequeñas sensaciones y disfrutar de ellas en presente; el placer sano de disfrutar de las cosas pequeñas.