El último oso

Novela juvenil sobre la amistad, la protección y el cuidado de la naturaleza. Ambientada en la época actual, la trama se desarrolla en la Isla del Oso, una pequeña isla, apenas un puntito en el mapa entre Noruega y el archipiélago de Svalbard, situado en el mar Glacial Ártico: la isla, “envuelta en una espesa niebla húmeda”, es un territorio salvaje cubierto de nieve durante todo el año. Hasta allí llegan la protagonista, April Wood, y su padre para realizar mediciones meteorológicas durante los seis meses de primavera y verano. April tiene once años y perdió a su madre hace mucho tiempo en un accidente de tráfico. Desde entonces, su padre, investigador científico, se muestra triste y distante con todo el mundo, dedicado enteramente a su trabajo. La propuesta de investigar los ciclos climáticos en la estación meteorológica de la Isla del Oso parece devolverles la ilusión a ambos, padre e hija.

Aunque el relato está narrado en tercera persona, la acción aparece focalizada en muchas ocasiones desde el punto de vista de la niña: así, desde su llegada a la isla, en sus continuas exploraciones describe toda la belleza de los lagos interiores, sus recortadas montañas, la planicie de nieve y su curiosa luz, hasta que finalmente se produce el encuentro con el oso, un oso polar joven que está herido en una pata. April, que se siente cercana a los animales y cree que puede comunicarse con ellos, decide ayudarle. De esta forma, la trama que comienza como un relato realista se convierte en un cuento maravilloso en el que se va fraguando la amistad entre la niña y el oso, que será su amigo y confidente. Sin embargo, como obra de ficción que es, la autora reconoce que “por amistoso que sea este personaje, los osos polares de la vida real son unos animales salvajes extremadamente peligrosos, y nunca aconsejaría a nadie que intente hacerse amigo de uno” (p. 296).

La autora de la novela es la escritora británica Hannah Gold, que se inicia en la literatura infantil y juvenil con esta obra, en la que pone de manifiesto el amor por los animales y su preocupación por el cambio climático. Sus libros favoritos han sido siempre los que reflejan la amistad entre niños y animales, “porque esa unión me parece mágica” y además tiene propiedades curativas. Así pues, se trata de una tierna historia acompañada por las preciosas ilustraciones de Levi Pinfold, un cuento maravilloso pero con un claro mensaje para todos, niños y adultos, en el mundo real: cada uno desde su lugar, con sus acciones grandes o pequeñas, puede contribuir al cuidado de los animales y de la naturaleza y a la mejora del planeta.