El viaje de Jonás

El reciente premio Cervantes, como en algunas de sus narraciones anteriores recrea a modo de fábula, una historia bíblica en la que describe luz y los colores del antiguo Medio Oriente.
Construye una fábula a partir de la historia de Jonás y su viaje en el vientre de la ballena. Los personajes de la narración hablan, con una mirada entre irónica y divertida, aunque también seria, de nosotros mismos y de nuestro mundo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2002 Ediciones del Bronce
132
84-8453-121-0
2004 del Bronce
132
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.307692
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Imagen de Rubito

Con gracia y desenfado se nos ofrece a modo de fábula la historia bíblica de Jonás. El autor, por boca de los personajes, pone ironía y divertimento, aunque tambien seriedad, en la mirada hacia nosotros mismos, hacia nuestro mundo y lo que nos rodea. Nos muestra un profeta que él mismo se cree "profeta menor" y lo acepta con humildad. Un hombre que unas veces se agobia por su sentido de el deber y otras se autojustifica. Aparece Jonás como un profeta-hombre, no exento de errores y fallos. Su trato con Dios es curioso y peculiar y está en la linea de cómo se dirigían a Dios los profetas del Antiguo Testamento, con un lenguaje muy reverente pero, a la vez, lleno de confianza y sencillez. Obra corta que merece ser leida.

Imagen de acabrero

Con su habitual maestría al escribir, Jiménez Lozano se recrea en la historia del profeta Jonás aprovechando para incluir una leve crítica social. Adaptar nuestros tiempos a los de Jonás, que, al ser probablemente un personaje de ficción, son de difícil especificación, no es tarea fácil. El autor nos sitúa en esa antigüedad de los profetas, cinco o seis siglos antes de Cristo, y se inventa unas cuantas circunstancias históricas para incluir en el relato la psicología del hombre moderno. La obra, breve, divertida y muy bien escrita, respeta totalmente el fondo del libro del Antiguo Testamento y aunque esto es lo de menos en la pretensión del autor, no deja de ser motivo de agradecimiento. Otros hay que escriben a la buena de Dios, aprovechando las historias sagradas y mezclándolas con sus pobres vidas llenas de dudas y de desordenes.

Imagen de Lola

En obras anteriores como Sara de Ur o Un dedo en los labios, el escritor abulense, recién galardonado con el Premio Cervantes, había tratado temas bíblicos, una de sus constantes narrativas. En su último libro, narra la historia del profeta Jonás. Pero Jiménez Lozano huye de la narración tópica y lo hace con su habitual estilo, un gozo para todo lector que aprecie el buen castellano. Junto con la ambientación, muy lograda, con excelentes descripciones, y la tensión narrativa (el relato bíblico la ofrece por sí solo), Jiménez Lozano se acerca, como es habitual en él, con afecto a los personajes (Jonás, su mujer...), e intenta penetrar en la personalidad del protagonista y en sus reacciones ante la difícil misión que Dios le pide, sin ocultar sus defectos ni sus debilidades.
Otra característica de la obra de Jiménez Lozano, que tampoco falta aquí, es la ironía, casi socarrona en este caso, a través de la inclusión en algunos pasajes de un lenguaje y de unas referencias a situaciones actuales. Este recurso puede desconcertar al lector, por lo que, al final, el autor ha incluido, con el título de Paralipómenos (omisiones), unas notas sobre esos textos. El objetivo puede resumirse en la frase bíblica de que nada hay nuevo bajo el sol. Jiménez Lozano, siempre crítico con algunos modos de vida actuales, viene a decirnos que muchas modas o costumbres que se muestran como señales de progreso, son más bien viejas y decadentes, y, como siempre, apuesta por lo que enriquece de verdad a la persona, a contracorriente de actitudes narcisistas, relativistas o nihilistas y del materialismo consumista dominante.