Falcó

Lorenzo Falcó, el protagonista del relato es un hombre joven que, procedente de una familia bien situada económica y socialmente, se rebela, romper las normas, abandonar el estudio y dedicarse a negocios fuera de la ley (venta de droga, de armas, et.). Un Almirante de la Armada decide apoyarle, salvarle la vida en un momento difícil, y Falcó se convierte en su mano negra, espía, contraespía y todo lo necesario en la España dividida por la Guerra Civil del 36.

A Falcó no le tiembla el pulso para matar. Pero el Almirante, habitualmente, le evita ese último trabajo con el fin de mantenerle limpio y utilizable para la siguiente misión. El que remata los asesinatos es Paquito Araña, un homosexual que también trabaja para el Almirante.

Momento histórico: El centro de mando de los nacionales, de los franquistas, está en Salamanca. El ejército de Franco está a Las puertas de Madrid. El gobierno Republicano se retira a Valencia. Precisamente, en Alicante, en una cárcel está prisionero José Antonio Primo de Rivera, hijo del General Primo de Rivera e ideólogo de la Falange Española. Y ese hecho es el que constituirá el nudo de la acción: liberar a José Antonio Primo de Rivera.

Trama: Recién llegado a Salamanca de una misión en Narbona, Francia, Falcó es convocado para otra misión de alto riesgo. Una jugada a varias bandas en la que intervendrán los alemanes e italianos, el ejército nacional y la Falange.

Con ese motivo, Falcó deberá salir de la zona nacional y entrar discretamente en Murcia que era, entonces republicana como Alicante. Allí contactará con unos cuantos jóvenes idealistas falangistas que se mantienen camuflados. De entre ellos destacará Eva Rengel quien se convertirá en compañera de cama y guerra de Falcó.

En tiempos de guerra los idealistas no viven para llegar a ver la paz. Ese es el mensaje de esta novela. Si mueres es porque eres demasiado bueno y terminas cayendo en las trampas de los otros o de las tuyos, dependiendo del interés del asunto que se traigan entre manos.

Los que triunfan son los versátiles, los que se ponen al sol que más calienta. Aunque tengan que matar a inocentes o ponerlos en situación de que los maten. El amor, en estas circunstancias carece de importancia. El sexo es otra cosa. Hay que demostrar que se tiene energía suficiente para someter a una mujer sin importar si ella quiere, o si ella quiere ese tipo de relación. La mujer por su parte, en la guerra, utiliza el recurso de su cuerpo como medio de existencia. Y si no tiene necesidad de hacerlo, puede que utilice el placer sexual para huir de sus circunstancias. En esta novela se describen crudamente todo tipo de situaciones de sexo.

En resumen, una novela de guerra donde los personajes matan sin remordimiento, y utilizan la bebida y el sexo para olvidar la locura en la que viven. Están dispuestos al suicidio para evitar la tortura. Pero, también están dispuestos a torturar como medio de arrancar información al prisionero que caiga en sus manos.

En medio de esa descomposición de lo que significa “ser humano”, brilla un valor débilmente, como la luz de un cigarrillo en la noche. ¿Existe la lealtad, de Falcó a su jefe y viceversa y de Falcó hacia una rusa bolchevique infiltrada en la Falange, Eva Rengel? Ella le salvará en dos ocasiones y él la rescatará de las manos de la policía, en cuyas manos estaba siendo violada y torturada con la finalidad de obtener información. Mismo sistema que empleaban los milicianos en sus checas y que Falcó probó.

Quiere ser igualmente esta novela, la confirmación que las ideologías son fuertes y pueden romper esas lealtades y separar las vidas de aquellos que podrían haber sido familia o pareja, como rompió, en dos, España.