Frankie y la boda

Publicada en 1946, esta novela se sitúa en el verano en el que Frankie cumple los doce años. Los veranos del Sur están presididos por la luz cegadora del sol, y aquel estío –mientras Patton arrojaba de Francia a los alemanes- Frankie "se sentía cansada de ser quien era". Sin ser admitida aún en el mundo de los mayores, huye a pasos agigantados de la infancia y se sitúa en una tierra de nadie, vagabundeando "por los portales, atemorizada". Aquel verano, para Frankie, "era el verano del miedo". Pero un acontecimiento viene a marcar definitivamente las fronteras: el anuncio de la boda de su hermano mayor, que trae a casa a su novia. Frankie queda deslumbrada ante la pareja y “ve en ella su salvación. La decisión está tomada: asistirá a la boda y luego se irá con ellos a donde vayan, formando una "pareja de tres" indisoluble”. La novela está ocupada en su mayor parte por esa espera de los días previos: en ella, Franckie conversa sin parar con Berenice, la cocinera negra que hace las veces de madre, y con su primo de seis años John Henry, intentando fijar su postura ante el mundo y encontrar argumentos para la fuga. La "vieja pregunta" –quién es y qué va a hacer en la vida- ya no la asusta: por fin tiene una meta. De nada valdrán los intentos de Berenice de convencerla de que en realidad se ha "enamorado" de una boda, y de que eso es muy extraño y está abocado al fracaso. Frankie continuará con su propósito con esa fuerza de la tozudez infantil que distorsiona el sentido común para llenar las ansias del corazón. En unas magníficas páginas, McCullers dibuja el alma adolescente, que se desborda llena todavía de inocencia con argumentos adultos.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1990 Seix Barral
192
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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Comentarios

Imagen de Guille

Cuanto más leo a Carson McCullers, más me gusta. El dibujo del personaje de Frankie (su soledad, sus miedos, sus odios, sus reacciones, hasta la evolución de cómo quiere que le llamen a lo largo de la novela) es de una sensibilidad sorprendente y exquisita. Todo la novela nos rodea de su ambiente, del calor, de los problemas de una chica inadaptada (porque no quiere) y soñadora. Nos agobia sus agobios, nos angustian sus angustias, hasta sus sueños, por un momento, parecen los que nosotros desearíamos en ese momento. ¿qué más podemos pedir de una novela?