Hombres de Dios

En "Hombres de Dios" Pearl S. Buck refleja la dificultad que existe para transmitir la propia fe religiosa a los hijos, ya que éstos están sujetos a un espectro amplio de condicionantes. Guillermo y Clem son hijos de dos misioneros norteamericanos en China. Guillermo, orgulloso de su familia y de su origen, ha quedado marcado por los desprecios que le hacían sus compañeros en la escuela británica de Pekín. Por su parte Clem ha quedado señalado por el hambre. En su alma se graba a fuego la convicción de que si los pueblos no pasaran hambre no se producirían revoluciones y quizá sus padres no habrían perdido la vida en una de ellas. A su vuelta a los Estados Unidos Guillermo transforma la fe religiosa en una obsesión por el poder; ser él quien dirija a los demás y no ser dirigido por nadie. Por su parte Clem se propone producir alimentos para los necesitados a la mayor escala posible. Ambos, de algún modo, fracasan en sus respectivos intentos.

Ediciones

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1993 Plaza y Janés
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La capacidad de fabulación de la novelista Pearl S. Buck es enorme. Hija de un misionero norteamericano en China, muchas de sus novelas tienen como telón de fondo ese país. En Hombres de Dios encontramos elementos de la historia de China en el siglo XX, desde la última Emperatriz hasta la instauración del comunismo. La obra se centra en el estudio psicológico de dos personajes: Guillermo y Clem. Ambos son hijos de misioneros norteamericanos y han de abandonar China con motivo de la sangrienta revolución de los bóxer.

Guillermo está resentido por la posición secundaria que ocupaban su familia y él mismo en Pekín: hijo de un misionero. Alentado por su madre llega a los Estados Unidos convencido de que para ser alguien en la vida hay que ser rico y poseer una buena posición social. Es lo que los psicólogos llaman “ansiedad por el estatus”.  Una sed de absoluto que no satisfarán el poder, la riqueza, ni los cambios de esposa o de religión. Guillermo menosprecia a su padre hasta que al final de la vida de éste se da cuenta de que, el absoluto que busca no es otro que la bondad que veía en el misionero y que él ha rechazado.

Clem, por su parte, es el único superviviente de su familia –todos los demás han sido asesinados. Su idea fija es que si los pueblos estuvieran bien alimentados no se producirían revoluciones. La autora desarrolla esta idea a través del personaje, de forma que en algún momento creemos encontrarnos ante una novela de tesis.

Como el título de la novela indica, en Hombres de Dios no faltan los elementos religiosos. El padre de Guillermo pertenece a la Iglesia Episcopaliana y encarna tanto la bondad como un estatus social confortable, aunque secundario. El otro “hombre de Dios” es Pablo Miller, misionero evangelista que vive pobremente entre la población china y espera de la Providencia el alimento para él y los suyos. En su casa se padece necesidad y la obsesión de su hijo para siempre será dar de comer a los hambrientos. Al final de la novela hace acto de presencia la Iglesia Católica a través de los PP. Malone y Lockhart. Malone es misionero en una aldea china y acude a Guillermo en busca de ayuda económica para sus feligreses. El vicario Lockhart es un político eclesiástico cuya tesis es la de nada debe cambiar y que todos los radicalismos, incluso los espirituales, son malos para la Iglesia como institución. El conservadurismo de Guillermo se identifica con Lockhart en tanto que rechaza el altruismo de Malone. Opone al misionero la tesis liberal según la cual nadie que esté dispuesto a trabajar tiene por qué pasar hambre. Esta tesis desconoce la posibilidad de guerras, sequías y enfermedades, igual que el hombre que bajaba desde Jerusalén a Jericó (Lc 10, 30-37) no contaba con que le asaltasen los bandidos y tuvo que ser auxiliado por un samaritano que pasaba por el mismo camino.

Estamos ante una novela de entretenimiento que sin embargo hace pensar. La calidad de la escritura se mantiene hasta el final, aunque la autora podría haber prescindido de ciertos episodios incidentales que restan unidad a la obra. La falta de unidad es el mayor defecto de la novela, en tanto que sus virtudes son la calidad de la escritura, la penetración psicológica y el tratamiento de los episodios históricos. La autora busca reflejar la diversidad de la sociedad americana, capaz de los mayores gestos de generosidad junto con los más graves errores políticos.