Kitty Foyle

Katherine Foyle -Kitty- es hija de un vigilante nocturno de Filadelfia, USA. A los dieciocho años se enamora y entrega a un joven de la alta sociedad de esa ciudad. Esta relación se prolongará casi una década a pesar de la diferencia social entre ambos.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1947 Mateu
343

Original USA en 1939

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Kitty Foyle se publicó en los Estados Unidos en 1939 y tuvo un gran éxito. La novela es sencilla, humorística, afectuosa, dura a ratos. Escrita en primera persona por su protagonista, Kitty, relata su juventud hasta llegar a los veintocho. Podemos suponer que la invocación del "alma femenina" sea contraria a la doctrina oficial sobre igualdad de los sexos, pero el lector -hombre o mujer- valorará lo que lee como algo auténtico, no ideológico. La literatura actual ha sustituído los sentimientos por el sexo; hoy nadie escribe sobre el amor y la entrega, como si no fueran sentimientos humanos reales. La entrega mutua entre dos jóvenes sin tener en cuenta las dificultades que terminarán por separarlos no es de ayer, es de siempre. Las relaciones familiares, el deseo de tener estudios superiores frente a la necesidad de trabajar, hacen moderna la novela. Al parecer causó impresión en su día la referencia a un aborto. Hoy, cuando se producen en España cien mil abortos provocados al año, sería irreal no ver en ello un elemento más del panorama social. Podemos lamentarlo, trataremos de aprender de ello, pero no podemos escandalizarnos.

Kitty Foyle no es sólo la historia de una joven sino también parte de la historia de los Estados Unidos.  El triángulo Filadelfia-Chicago- Nueva York tiene un lugar en el relato. También los distintos grupos étnicos que conformaban originalmente aquella sociedad. El padre de Kitty es irlandés y encuentra en ello una excusa para sus excentricidades. También Myrtle, la criada negra, resulta un personaje entrañable. El autor encuentra un hueco en la imaginación del lector hasta para el perro de la casa. Si algo me molesta de la novela es la colocación de las comas. Parece como si alguien hubiera arrojado a puñados estos signos ortográficos sobre las páginas. Quiero suponer que es responsabilidad del traductor y no del autor.