La buena tierra

Esta novela narra la historia de una familia de labriegos durante tres generaciones. Wang Lung es un agricultor cuya principal ambición en la vida son la tierra y las cosechas. Fortuitamente enriquecido no descansará hasta adquirir para sí todas las tierras de la decadente nobleza local hasta constituirse él mismo en un hombre rico y respetado. Su itinerario vital, sus relaciones familiares, sus esposas e hijos encuentran sitio en esta novela.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1991 Juventud
288

12ª Edición

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3
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3.75
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Pearl S. Buck, premio Nobel, que conoce profundamente el alma oriental, refleja en La buena tierra una inolvidable pintura de la China más sensible, de nervios finos bajo la coraza de su racial estoicismo. Toda la novela es siempre una historia sencilla y humana. La tierra es en realidad, la protagonista de la obra, siempre presente en el espíritu del campesino Wang Lung.

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Ambientada en la China rural, como tantas novelas de esta autora, el objeto de esta obra es ensalzar la agricultura como medio de vida y fortuna. El protagonista, Wang Lung, conoce lo que son las sequías cuando los hombres mueren por falta de alimentos; conoce las inundaciones que impiden sembrar y ha visto las plagas de langosta. Sabe lo que es huir a la gran ciudad para vivir de limosna, arrastrar un carro de mano por unas pocas monedas de cobre y ha visto a los hambrientos vender a sus hijas como esclavas o asaltar las casas de los ricos. Su gran ambición es la tierra; las cosechas que se convertirán en plata y oro, hasta hacer de un pobre agricultor un hombre rico y respetado, que puede dar educación a sus hijos. Wang Lung tendrá tres mujeres: una esposa y dos concubinas. La esposa, O-lan, es una antigua esclava; como ella misma dice "demasiado fea para ser amada"; pero da hijos a su marido, enciende el fuego del hogar y cuida de todos los que viven en la casa. Cuando Wang Lung se enriquece, O-lan tiene que soportar que tome a Loto, una hermosa concubina que no tiene más trabajo que alimentarse, hacerse cuidar y gastar plata. Pero O-lan fallece pronto, consumida por el cancer y el trabajo, y Wang sentirá un amargo remordimiento por su compañera, que después de parir volvía a inclinarse sobre los surcos. Al final de su vida Wang toma a la joven Flor de Peral, en episodio que nos recuerda al rey David, cuando en su ancianidad le pusieron a una joven en su lecho para que calentase los viejos huesos. La narración de las mujeres de Wang Lung nos hace ver como se pueden contar determinadas cosas sin caer en la pornografía o el erotismo, males endémicos de la novela actual. La Buena Tierra fue publicada en 1931 y en 1938 se concedió a su autora el Premio Nobel de Literatura. La novela, que en una primera lectura causa una impresión favorable, hoy puede resultar demasiado sencilla. En la actualidad no se llevan los relatos lineales, basados en los caracteres de sus protagonistas, en los que los valores son demasiado evidentes y que de algún modo terminan bien. Yo la recomendaría para un público juvenil.