La pequeña vendedora de prosa

Ediciones del Talión, la editorial para la que trabaja Benjamín Malaussène, tiene un autor secreto que proporciona a la empresa píngües beneficios. Malaussène acepta sustituirlo ante los lectores, ya que el escritor no está en condiciones de presentarse públicamente.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 DeBolsillo-RandomHouse Mondadori
331
978-84-8346-005-4

Original francesa de 1989

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Es posible que esta novela constituya una parodia de la fabricación de los éxitos editoriales. También es posible que el autor estuviera bebido o fumado cuando la escribió. Todo es posible pese a que dicen que Pennac ha vendido en Francia más de dos millones de ejemplares de las novelas de esta serie. Veamos sus claves. Pennac utiliza un lenguaje popular, aparentemente tomado del barrio parisino de Belleville donde reside y sitúa a sus personajes; se trata de un barrio interracial y los mejores amigos de la familia Malaussène son moros norteafricanos, (¿sería más correcto llamarlos árabes como hace el autor?). El lenguaje, entre cómico y popular, recuerda a Elvira Lindo en "Manolito Gafotas", a Francisco García Pavón con Plinio, Jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso, y al casi olvidado Francisco Candel, "el Candel", hijo del sacristán del Poble Nou de Barcelona; pero el lenguaje de Pennac en boca de Malaussène y familia resulta desagradable, especialmente cuando tiene un matiz blasfemo (por poner un ejemplo cuando habla de "ese gilipollas de ahí arriba" para referirse a Dios y un larguísimo etcétera). En realidad no blasfema el que quiere sino el que puede y el autor no pretende ninguna de ambas cosas, pero ciertas expresiones resultan desagradables para algunos oídos, por ejemplo los míos. Este lenguaje se va perdiendo a lo largo de la novela para ser sustituido por nada. Penac es un adelantado al introducir a sus personajes en la materia criminal y policíaca que, con el paso de los años, culminará en la serie Millenium: unos personajes extravagantes, algunos políticos y un montón de cadáveres esperando una solución para su caso. Eso sí, con menos sexo. El planteamiento del sexo en Pennac es naturalista sin más, no es pornográfico. Lo mejor de la novela y suponemos que de toda la serie son precisamente sus personajes peculiares y la falta de sentido del ridículo que demuestra el autor al presentárnoslos: los extracomunitarios, la familia autogestionaria Malussene, la reina Zabo, directora literaria de Ediciones del Talión a la que el autor ha bautizado como "la pequeña vendedora de prosa", y el perro Julio. Los personajes se van desinflando según transcurre la novela y –pecado mortal- el autor recurre a otros nuevos para terminarla. La trama tiene dos escenas interesantes en las setenta primeras páginas y luego se va volviendo deslavazada e inconexa mientras el lector pide desesperadamente el final. La obra en un principio sorprende, después avergüenza y finalmente aburre ya que es excesivamente larga. Según nos informa la solapa del libro la serie de Malaussène está compuesta por los siguientes títulos: "La felicidad de los ogros", "El hada carabina", "La pequeña vendedora de prosa", "El señor Malaussène" y "Los frutos de la pasión", presumiblemente todos de las mismas características. A favor del autor recordaremos sus obras bien valoradas: "Como una novela" y "Mal de escuela".