Las buenas intenciones

El argumento es curioso y enrevesado. Como la novela fue publicada en México, en 1954, es difícil no ver en ella recuerdos de la vida de su autor y de las de sus camaradas. Como todo este tipo de novelas, permite -al menos parcialmente- conocer lo que fue la Guerra Civil y sus antecedentes sociales, pero Max Aub parece más objetivo que otros. Evoca algunas ciudades españolas, como Madrid, Zaragoza, Barcelona y Valencia. 

Agustín ha perdido a Remedios, de la que estaba enamorado, y opta por casarse con Angelita, una pobre chica, hija de un relojero: "Yo no valgo nada... Soy una desgraciada que inspira compasión...". "No podía darse cuenta -comenta el narrador- de que los responsables de este sentimiento de inferioridad eran sus padres y la vida miserable que le dieron" (pág.146).

María Angeles, madre de Angelita, expone sus tesis sobre la bondad y maldad del dinero: "Del dinero vienen todos los bienes y de su falta todos los males. Si lo gastas, como no sea en lo más indispensable, verás llegar todos los pecados capitales sin faltar uno... La economía es la fuente misma de todas las virtudes, que todos los vicios nacen del despilfarro" (págs.125-126).

El 14 de abril de 1931, en la Puerta del Sol de Madrid, se proclama la Segunda República: "Camiones llenos a reventar de hombres y mujeres que parecían borrachos; todo el mundo gritaba y cantaba. Las abuelas se santiguaban: nada bueno podía salir de aquello" (pág.152). Más adelante el autor escribe: "No se sabe exactamente lo que es la República: la libertad, el laicismo, el hacer cada uno lo que le da la gana; es la esperanza, el maná que resolverá todos los males" (pág.192).

Otros, por el contrario, se mostrarán más realistas. El Carcamalero, pobre de solemnidad, argumenta: "¿De qué iban a vivir los pobres si no hubiera ricos?"; y cuando el desastre es evidente y van a llegar los otros él se muestra tranquilo: "Con los pobres no se mete naide, como no quieran salirse de lo que son" (pág.198).

Agustín es reclutado para un batallón de fortificaciones, dedicado a excavar trincheras. Su madre está en la otra zona y de Remedios no sabe nada; por eso "no le huyó al trabajo. El cansancio le parecía un remedio. El andar y más andar, creyendo que no es posible un paso más... y darlo. Tener la espalda rajada, los brazos deshechos, los hombros molidos...". Piensa: "Trincheras ¿para qué?, ¿contra quién?, ¿contra qué? Contra él mismo... ¿Qué tiene que ver él con la guerra?" (pág.175). Termina la guerra y el autor describe la evacuación de los combatientes republicanos por el puerto de Alicante; una huida en la que no todos podrán participar. 

La novela no vale gran cosa, pero se lee fácilmente y retiene la atención del lector. Es bastante dispersa en la acción, los personajes y escenarios. Lo más destacado es el realismo con el que están dibujados sus personajes, lo que nos hace pensar que en gran parte se trata de sucesos y personas que fueron conocidos directamente por Max Aub. El comienzo y el final de la novela son interesantes. El estilo literario es elemental: frase y punto y seguido, pero hay pasajes logrados y los diálogos están bien construidos.