Una ovejita, cuatro lobos hambrientos y unos VALIENTES animales del bosque dispuestos a evitar la catástrofe. Pero a veces las cosas no son lo que parecen... Nuestra ovejita y el lobo se han convertido en los mejores amigos. Pero será complicado hacer comprender al mundo esta insólita amistad... Como cuando el lobo invita a sus amigos a cenar y tiene que recordarles, una y otra vez, que la ovejita no es la cena.
¿Entenderá algún día el mundo que un lobo y una ovejita pueden ser... amigos? Un cuento extraordinario que cuestiona nuestras limitaciones y rompe los estereotipos.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2019 | Penguin Random House |
32 |
978-84-488-5211-5 |
Ilustraciones de Joëlle Dreidemy Traducción de Vanesa Pérez-Sauquillo
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Precioso álbum ilustrado
Precioso álbum ilustrado sobre la amistad y la convivencia, que es la esperada continuación del célebre cuento “La ovejita que vino a cenar”, publicado en 2012. Los dos protagonistas son el viejo lobo (Dobo) y la ovejita Estofado (Tofado), que se han convertido en mejores amigos. Pero sus vecinos, los animales del bosque, están preocupados porque no pueden entender que, siendo tan diferentes, nuestros protagonistas se puedan llevar bien. Así que ninguno (ni el erizo, ni la ardilla, ni el conejo, ni el ratón…) quiere jugar con ellos, ni merendar en su casa a pesar de los esfuerzos de Dobo y Tofado. Entonces, Dobo tiene una gran idea: invitará a cenar a sus amigos lobos Zarpa, Gruñido y Mordisquito para que conozcan a Tofado y jugar todos juntos.
Una vez más, Steve Smallman cautiva a los lectores de todas las edades con este precioso y entrañable cuento sobre cómo hacer amigos y no caer en los prejuicios y estereotipos vigentes. La bondad y la generosidad de la dulce ovejita conquista poco a poco a todos los personajes y también a todos los lectores, pequeños y adultos. Junto a los textos, las ilustraciones de Joëlle Dreidemy convierten la obra en una pequeña joya y fascinan por su ternura: las caras y los gestos de los animales personificados que reflejan su personalidad y su evolución a lo largo de la trama, el ambiente agradable del bosque, la casa acogedora con su chimenea, cuentos, juguetes, dulces y bebidas calentitas para compartir, que nos trasladan a un mundo feliz donde las diferencias apenas se notan.