Martin Dressler. Historia de un soñador americano

En Nueva York a finales del siglo XIX los grandes escaparates se multiplican despertando la imaginación de los transeúntes, la publicidad comienza a sofisticarse y parece que la iluminación eléctrica y el teléfono terminarán por imponerse. En un escenario así, parece que cualquier sueño puede hacerse realidad. Y Martin Dressler está dispuesto a soñar. Su meteórica carrera empieza en la tabaquería de su padre; trabajará después como botones y recepcionista antes de decidirse, a los veintidós años, a poner en marcha su primera empresa: una cadena de restaurantes, a la que luego seguirá otra de hoteles. El éxito de sus negocios no minará su ambición, al revés, sus proyectos se irán haciendo más y más visionarios y su implicación en ellos será cada vez mayor. Sin embargo, el éxito va aislando progresivamente a Martin de su familia y de cuanto le rodea. Su trayectoria refleja muchos de los cambios que se produjeron en la ciudad de Nueva York a comienzos del siglo XX, que, en gran medida, fueron impulsados por soñadores como él.

Publicada en 1996 y premiada al año siguiente con el Premio Pulitzer de ficción, Martin Dressler. Historia de un soñador americano es, seguramente, la mejor novela de Steven Millhauser, uno de los más prestigiosos escritores norteamericanos

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Asteroide
272
978-84-92663-45-3
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Imagen de Guillermo

El libro tiene una buena dosis de idealismo del emprendedor, del reconocimiento al resultado del trabajo duro, de la iniciativa empresarial, en una palabra es un exaltación del emprendedor como motor del desarrollo económico.
Por otra parte la narración tiene su punto romántico ya que como telón de fondo se encuentra un deseo de luchar por hacer realidad los sueños.
Quizás el protagonista no sabe dónde parar, dónde encontrar un sano equilibrio entre emprender y consolidar, de forma que sus acciones pueden rozar la “avaricia”, no la avaricia puramente monetaria si no el deseo de reconocimiento a su buen hacer. De esta forma no sabe elegir entre la adrenalina que le produce emprender y la serenidad para compartir con los suyos los éxitos cosechados.
Escrita de forma muy amena, resulta de fácil y enriquecedora lectura.
Premio Pullitzer del año 1996.