Memorias de una geisha

En esta maravillosa novela escuchamos las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos occidentales.

De la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominando por las pasiones y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se venderá al mejor postor y donde tendrán que convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo.

Apasionante y sorprendente, Memorias de una geisha ha batido récords de permanencia en las listas de superventas de todo el mundo y conquistado a lectores en más de veintiséis idiomas. Su publicación en Suma coincide con el estreno en España de la superproducción basada en esta novela.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Suma
552
9788466330077
Valoración CDL
2
Valoración Socios
2.5
Average: 2.5 (2 votes)
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Género: 

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Imagen de enc

La novela se lee con facilidad, pero muchos pasajes resultan sórdidos y eso no tiene arreglo. La protagonista es vendida a una casa de geishas al morir sus padres. Allí comenzará como sirvienta. La geisha, por lo tanto, tiene su origen en la pobreza y pertenece a una madame quien percibe sus beneficios. Sólo su talento, si lo tiene, o un protector, como es en el caso de la novela, le harán progresar e incluso independizarse.

Una geisha es una artista y eso está bien, pero también es una dama de alterne y eso está peor. La geisha tiene que saber preparar el té, cantar y bailar, contar chistes, conversar con hombres y beber sake sin emborracharse; es decir ser una alegre compañera de francachelas. Existe una escuela para geishas donde éstas aprenden a cantar acompañándose de un instrumento, hacer teatro clásico japones y la famosa ceremonia del té.

No es una prostituta y su lugar de trabajo son los salones de té. En la medida en que haga bien su trabajo será más demandada, cobrará más, pudiendo incluso llegar a ser una mujer rica y respetada. Una geisha puede tener un protector, un amante, pero no puede tener hijos de él, por lo cual si se queda embarazada tendrá que abortar. Hay un episodio hermoso en el que la geisha reza por los hijos que ha perdido, de los que guarda como recuerdo unas pequeñas piedras blancas, a modo de lápidas.

El episodio de la subasta de la virginidad es lamentable y el intento de violación no es como para hacerle un monumento a su autor. No hay sexo explícito y eso dignifica la novela. En el argumento hay cosas mejores y peores; pienso que se alarga excesivamente y el final tiene menos interés. Está bien escrita y se desarrolla en un entorno original para el lector occidental. Aún así no aporta mucho, salvo distracción y algo de exotismo.

Imagen de JORGEEC

Dicen que la novela es casi siempre mejor que la película. Yo compré este libro debido al increíble despliegue publicitario del estreno de la película y aún no la he visto. La historia de Sayuri me pareció conmovedora, llena de pasión y tras la búsqueda de sus ideales. Me gusta como narra las tradiciones japonesas de las geishas como la danza del té, la pérdida de la virginidad y la forma en que te traslada a la guerra, el frío y la vida en la okiya.
Me llama gratamente la atención el adoctrinamiento que recibe Sayuri de Mameha, y la confianza mutua que ayuda a Sayuri a aprender la asignatura más difícil que es la vida.
Creo que hay otra edición anterior quizá con otra traducción, pero a mi esta edición de enero de 2006 me ha gustado mucho.