Merienda de negros

Divertida sátira ambientada en un imaginario lugar del África negra, del que su emperador, educado en Oxford, quiere hacer un país moderno al estilo europeo. Las dificultades que le acarrean sus súbditos para impedir dicho proyecto crean una trama llena de aciertos y sagacidad.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 Anagrama
238
978-84-339-7308-5
Valoración CDL
3
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Novela de entretenimiento y humor publicada por vez primera en Londres en 1932. Evelyn Waugh cuenta en el Prefacio que la escribió después de pasar un invierno en África Oriental: Etiopía y Zanzibar. El contraste de tipos étnicos y raciales debió impresionar al autor que incorpora a la novela a un Patriarca Nestoriano, un Primer Ministro indio que resulta estrangulado por error, un comerciante armenio, varios aventureros ingleses dedicados a los más diversos menesteres, un embajador francés intrigante y uno inglés negligente; indios que pasean a la orilla del mar discutiendo profundos problemas genealógicos, varias revoluciones sangrientas pero pasajeras y, sobre todo, un emperador africano, ex alumno de Oxford, que está suscrito a algunas revistas europeas y trata de modernizar el país inspirándose en las mismas. La ironía del autor impregna la novela. Vale la pena detenerse en dos episodios de la novela por lo que tienen de premonitorios y avanzados para su tiempo. En el primero de ellos el emperador Seth decide poner en marcha una campaña para el control de la natalidad. Manda imprimir grandes carteles y repartirlos por todo el reino. En ellos se ven dos familias: una numerosa pobre y otra próspera con un solo hijo. Debajo una sola pregunta: "¿Qué clase de familia quieres tú? Los azanianos se desplazan en masa a la capital para averiguar cuál es ese invento que anuncia el emperador, que posibilita tener tantos hijos; no vayan a quedarse con uno sólo. El segundo de ambos episodios se refiere a dos damas inglesas de la "Liga de los amigos mudos" (Sociedad en contra de la crueldad con los animales) que desembarcan en el país. Dan de comer a los perros sueltos que encuentran por el mercado, teniendo cuidado de que los niños sueltos, que también rondan por allí, no les vayan a quitar la comida a los animales para comérsela ellos. Aquí el autor se muestra discípulo de Chésterton, aunque en otros pasajes, por su comicidad, nos recuerda a P.G.Woodehouse. Mistress Porch observa una choza en la que vive una familia indígena con sus dos cabras y anota en su diario: "La cabras parecen encontrarse bien, pero no puede ser saludable para ellas vivir tan cerca de los aborígenes". Ya digo que es una novela de humor y África tiene que haber cambiado mucho en este último siglo, pero algunas mentalidades, como la del emperador Seth o Mistress Porch, son perfectamente actuales.