Por una mosca de nada

Álbum ilustrado sobre la importancia de saber resolver bien los problemas pequeños y evitar soluciones disparatadas, que se convierten en un problema mayor. El narrador cuenta la historia de su vecino que, un día bebiendo agua de la fuente, se tragó una mosca, una mosca de nada. Pero como la mosca zumbaba y picaba, “el vecino ya no hablaba, ni comía, ni dormía”; así que un doctor muy peculiar le recetó que se tragara una araña para que se comiera a la mosca; y después un pájaro para que devorara a la araña… y  así sucesivamente. De esta forma, se inicia una retahíla de episodios en los que cada vez los animales son más grandes para poder acabar con el anterior: una historia en que el enredo se complica más y más para entrar en el mundo del “non sense” o sinsentido.

Así pues, se trata de una trama llena de imaginación, con una estructura acumulativa y repetitiva en la que los pequeños lectores podrán ir anticipando las próximas acciones, cada vez más descabelladas. Además el texto está escrito en forma versificada, con abundantes rimas (tanto internas como finales) y mucha musicalidad, que facilitan la lectura en voz alta, la recitación y la memorización de algunos pasajes por parte de los niños: muy divertido para una lectura en familia.

Por último, hay que destacar las ilustraciones de Ana Gómez, de colores vivos, divertidas y llenas de humor, que son muy expresivas y significativas para comprender mejor los textos. Con esta obra, las autoras han ganado el VI Premio Plastilina 2019.