Nuria tiene cara de luna y la gente, en ocasiones, se para a mirarla por la calle. En su colegio hace muchas cosas divertidas. A veces, sin embargo, no todo el mundo la comprende y entonces se siente diferente a los demás.
La historia la cuenta la propia protagonista. Explica por qué se sabe "diferente". Describe a su familia y el cariño que la tienen, sobre todo su hermana pequeña, Elsa. Su hermano, Sebastián, la quiere también, pero se avergüenza de ella cuando está con sus amigos... Nuria va a un colegio especial, donde aprende muchas cosas divertidas, hasta que el director propone a sus padres llevarla a un colegio "normal", para que pueda progresar más. Todos juntos lo han hablado en casa, hasta que han decidido probar. En el nuevo colegio han empezado los "problemas", que se han superado gracias al buen hacer de los educadores y a las destrezas que sin duda Nuria tenía.
Escribir con el propósito de lograr la integración es, en sí mismo, meritorio. La "crueldad", a veces, por parte de niños de la misma edad nos acerca a una realidad ampliamente tratada en el ámbito educativo, y que solamente en la acción educadora de padres y maestros puede corregirse. Por otra parte, también queda en entredicho la visión de los padres de los otros niños, con respecto a su propia integración. Finalmente todo acaba bien, cuando ella muestra que tiene habilidades que los otros niños no tienen. Gustará a partir de los 5 o 6 años. Pero lo captarán mejor a partir de 7 años.
Comentarios
La historia la cuenta la propia protagonista. Explica por qué se sabe "diferente". Describe a su familia y el cariño que la tienen, sobre todo su hermana pequeña, Elsa. Su hermano, Sebastián, la quiere también, pero se avergüenza de ella cuando está con sus amigos... Nuria va a un colegio especial, donde aprende muchas cosas divertidas, hasta que el director propone a sus padres llevarla a un colegio "normal", para que pueda progresar más. Todos juntos lo han hablado en casa, hasta que han decidido probar. En el nuevo colegio han empezado los "problemas", que se han superado gracias al buen hacer de los educadores y a las destrezas que sin duda Nuria tenía.
Escribir con el propósito de lograr la integración es, en sí mismo, meritorio. La "crueldad", a veces, por parte de niños de la misma edad nos acerca a una realidad ampliamente tratada en el ámbito educativo, y que solamente en la acción educadora de padres y maestros puede corregirse. Por otra parte, también queda en entredicho la visión de los padres de los otros niños, con respecto a su propia integración. Finalmente todo acaba bien, cuando ella muestra que tiene habilidades que los otros niños no tienen. Gustará a partir de los 5 o 6 años. Pero lo captarán mejor a partir de 7 años.