Rumbo Sur

La historia que se narra tiene mucho de positiva. El padre es culto, músico, que ha tenido un tropiezo en su vida por lo que ha estado en la cárcel; al salir, quiere rehacerla, empezando por intentar recuperar a su hija, a quien no ve desde hacía cuatro años. El reencuentro no es fácil. Ambos han de poner de su parte para lograr un entendimiento. A veces discuten y se enfadan. Pero hablan. Hablan mucho, y juntos van superando las dificultades. El padre quiere complacer a la hija y ganarse su cariño. Y la hija, que ha vivido estos años en diversas familias de acogida, y que tiene un carácter fuerte, también se esfuerza por comprender y saber más de su padre. El relato va progresivamente acercando a los dos en un cariño verdadero. Lástima que la figura de la madre apenas aparece y las pocas veces en las que hablan de ella es para recordar que los abandonó cuando la niña tenía tres años. El autor recrea muy bien los diversos ambientes. La ilustración, de Elena Odriozola, que aparece en blanco y negro, están realizados con mucha expresividad simbólica, tendiendo a la simplificación de la escena, centrándosa en lo que quiere resaltar. Gustará a partir de 11 años.