Sonata Kreutzer

Aunque conocido por sus grandes novelas –Guerra y paz o Anna Karénina–, Tolstói brilló en el género de la novela breve, al que aportó algunos de sus mayores exponentes, como La muerte de Ivan Ilitch o esta Sonata a Kreutzer, que aparece ahora en una reciente traducción de Ricardo San Vicente en esta colección de bolsillo de Acantilado. Experto contador de las sutilezas que esconden los sentimientos, Tolstói habla aquí de la hipocresía de los valores de una burguesía aparentemente fuera de toda duda. La pieza de Beethoven, acompañamiento y parábola, le sirve para describir el destino trágico de los personajes.

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2003 Acantilado
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"ES ASOMBROSO QUE EL HOMBRE que encierra en sí toda Rusia tenga el rostro de Rusia", decía uno de los biógrafos de Tolstói refiriéndose al "aspecto anónimo" bajo el que se escondía la genialidad del novelista ruso. León Tolstói nació en Yásnaia Polaina en 1828 y murió en Ostapovo en 1910. El ambiente noble en el que nació y fue educado se convirtió en sus novelas en un pretexto para denunciar la hipocresía con la que el hombre es capaz de calmar con el lujo externo la pobreza espiritual, y servía de contraste a los valores que admiraba y que veía en ocasiones en la sencillez del campesinado ruso. Algunos le han reprochado su abandono del arte de la novela, que cultivó con maestría, por otros géneros que el escritor creyó más apropiados a la reflexión moral, que constituyó la principal preocupación de su vida; pero, ni la preocupación moral abandonó ninguna de sus grandes novelas, ni la calidad de otros géneros disminuyó notoriamente la cumbre literaria que alcanzó con ellas. Sonata a Kreutzer, que puede considerarse en este segundo grupo de obras, es una novela de tesis en la que la larga reflexión de Pózdnyshev aborda algunas de esas cuestiones que sólo los grandes clásicos tienen la habilidad de dejar planteadas de forma imperecedera. Cuando en el vagón del tren en el que transcurre la acción, el protagonista se desahoga con un desconocido, y habla de las "disputas" que mantenía con su esposa, como "la verdadera relación del uno con el otro puesta al descubierto tras verse satisfechos los sentidos", los lectores contemporáneos sentimos sorprendentemente próxima esa descripción. Este engaño frecuente en el amor humano -en el que a la pasión encendida por la atracción física se sucede el desencanto provocado por un escaso conocimiento de los espíritus- es también la base de la relación entre Ana Karenina y su amante, en otra de las grandes novelas de Tolstói. Algunos críticos han considerado toda la obra de Tolstói como una extensa autobiografía, y sin duda, cuestiones como la preocupación por los problemas rurales, por los principios morales, su visión de la mujer y el matrimonio como fuente de dicha e infelicidad en aparente contradicción, tan presentes en su vida como en su obra, así lo confirman.

Dora Rivas, Calibán