Todos los ríos del mundo

Cuando Liat Benyamini, una joven israelí que estudia traducción en Nueva York, conoce a Hilmi Nasser, un profesor palestino de árabe, se siente inmediatamente atraída hacia él. La atracción pronto será mutua, y juntos explorarán la ciudad, compartiendo risas y fantasías, recuerdos y momentos de nostalgia. Sin embargo, la dicha sin límites que el uno despierta en el otro no logra superar la culpa que siente Liat por ocultar la existencia de Hilmi a su familia en Israel y a sus amigos judíos en Nueva York. A medida que se aproxima la fecha de su partida y su amor por Hilmi se vuelve más profundo, Liat deberá decidir si está dispuesta a renunciar a su familia, su comunidad y su sentido de identidad por el amor de un hombre.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2017 Ediciones B
320
978-84-666-6111
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Imagen de Pipa

Enamoramiento fuera de sus patrias, de dos personas de culturas muy diferentes. Ella judía pragmática, su familia vive en Tel Aviv; él palestino musulmán, idealista, y la suya reside en Ramala. Ambos aman a sus familias y se ve unidad dentro de cada una de ellas. Pero la implicación política y social de ellas es un problema casi insalvable para asegurar una relación estable entre ambos.

La autora estructura el libro en cuatro partes que corresponden a las estaciones del año: Otoño, Invierno, Primavera y Verano. Carece de “índice”.
Narrado por la protagonista en primera persona, describe con gran maestría, así como contiene muchos diálogos.
La traducción es mejorable. Utiliza algunos modos o expresiones poco habituales (como destinaciones, en lugar de destinos (295)). Y a veces resulta cansino al lector frases sin traducir, expresiones en hebreo y árabe.

La ciudad marco es Nueva York, como símbolo de la convivencia libre, abierta y multirracial, en contraste con sus familias de origen.

Hilmi es pintor y profesor de árabe, dos años más joven que ella. Llevaba ya cuatro viviendo en Brooklyn con visado de artista. Liat se prenda de Hilmi desde el primer minuto que lo conoce. Y no tarda en actuar. Ya la primera noche duerme en su apartamento.
Su historia se enmarca en el tiempo, simbolizado por dos torres con un reloj: una aparece al principio, en Nueva York; la segunda, al final, en la playa de Jaffa. Este dato nos centra en un tiempo limitado, todo un proceso de enamoramiento. Y también tiene un transfondo de símbolo el color; color azul, ligado a los cielos o al agua, como un destino, o como algo escurridizo y peligroso. Un azul con muchos matices.

Ella actúa frívolamente, en una especie de “carpe dime”, a veces lujuriosamente; sabe que su enamoramiento es “con fecha de caducidad”, y sin embargo juega con él, es sensual, pragmática; sobre todo al principio, animada por su amiga, convierte la relación en sexo. Trata de anular cualquier remordimiento de conciencia, de justificarse: “¿De qué te asustas? (le dice su amiga) Solo te estás divirtiendo, follando un poco nada más…” Frivoliza el amor y el matrimonio (77).
Los caracteres están bien descritos. Sus reacciones y sensibilidades. Hay poca o nula trascendencia. Ambos son poco practicantes de lo suyo.
Y en el conjunto, la historia de un fuerte enamoramiento, vivido intensamente, y del que, curiosamente no va a quedar ni un solo recuerdo material en imagen; ni una sola foto.

El conflicto palestino-israelí queda como telón de fondo. Va a ser imposible esta relación si ambos regresan a sus países de origen. Ni uno ni otro serían acogidos por sus familias contrarias. Realza la fuerza dramática de las convicciones extremistas, la falta de comprensión, a pesar de las apariencias familiares y tiernas entre ellos, que llevan a una doble vida, a vivir una apariencia: tierna y cariñosa por una parte, y fanática, cruel, por otra, unos con las armas, el otro con los libros sagrados, y en definitiva con una falta de comprensión y aceptación. Un deseo de humillar al otro.

Sus  amigos se escandalizan (226) y se preguntan cómo es posible que se quieran tanto si es solo por un tiempo limitado.
 
Él es más positivo, y cree y quiere que su amor se haga realidad. Estamos en el siglo XXI. Él, verdaderamente, quiere a Bazit (así la llama cariñosamente) y tiene detalles con ella, la cuida en la enfermedad, y tiene más paciencia en la convivencia diaria ¿Por qué no? Pero las cosas han cambiado mucho desde que él salió de su tierra, su hermosa tierra.

La historia llega  a su fin de modo dramático, demasiado tarde, y es entonces cuando ella descubre que en el fondo estaba locamente enamorada de él.
Es una novela que gustará a algunos, y no a otros. Tiene mérito, pero puede llegar a cansar la frivolidad y sensualidad de las relaciones amorosas, especialmente por parte de ella.