Un novio para mamá y otros relatos

Un nuevo volumen de relatos humorísticos de G.Durrell.

Si los primeros libros publicados por el autor tienen el atractivo de la unidad de tiempo -su infancia-, de tema -su amor por los animales- y de lugar -la isla griega de Corfú-, en la presente recopilación se pierde esa unidad y los relatos no siguen un orden cronológico. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2004 Alianza
248
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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El común denominador de los relatos recogidos en este volumen sigue siendo el excelente sentido del humor y la imaginación de Durrell. La última historia ("Un loro para el párroco") recuerda a P.G. Woodehouse. El relato que da título al volumen ("Un novio para mamá") todavía pertenece a la serie de Corfú pero tiene un final más flojo. El autor ha pasado la cuchara por el fondo del plato de su infancia y ya no quedaba nada.

Quisiera referirme a la unidad de la obra literaria, del libro. Alguien dijo que las obras de G.Durrell son divertidas, pero que el autor escribe mal; y lo comparaba desfavorablemente con Stendhal, Proust o Dostoiewsky. Chesterton, en la recopilación de artículos publicada en España bajo el título de “Correr tras el propio sombrero”, reivindica lo que él llama la literatura de kiosco: novelas policiacas, humor y cuentos infantiles. Cada uno de ellos tiene su propia técnica narrativa y ofrece placeres distintos al lector. Por eso, afirmar que un autor escribe mal sin especificar qué género literario cultiva puede ser un poco injusto.

Cervantes abordó casi todos los géneros, y alcanzó la fama con una parodia de los libros de caballería entre el costumbrismo, la filosofía y el humor. ¿Está bien escrito el Quijote? No lo sé. Y, por poner un ejemplo absurdo, la Biblia ¿está bien o mal escrita? Una cosa es buena cuando se ajusta a su finalidad propia y un libro de humor que divierte al que lo lee ya ha cumplido con ese requisito. Por el contrario, hay autores celebres, reconocidos por su estilo, los cuales han escrito obras difíciles que no conectan con el lector.

La obra literaria tiene una unidad en la que estilo, contenido y mensaje forman un todo. El placer que produce la lectura tiene tanto que ver con las palabras y las frases como con el hecho de que el autor y su obra logren empatizar con el lector. Por eso, antes de afirmar que un autor escribe mal, habría que puntualizar a qué género literario pertenece su obra, y si nos referimos sólo al orden de las palabras y la colocación de los puntos o hay algo más que deba ser valorado en la misma.