Javier Cortés Soriano, después de muchos años de trabajar en Colegios Católicos como educador, profesor, directivo, etc., realiza un completo plan de sostenibilidad de la escuela católica en el libro que ahora deseamos reseñar.
En primer lugar, nos recordará que “la educación católica es, en primer lugar, educación y, por tanto, más allá de las características que le son propias por sus propias dinámicas internas, participa hoy ya en pleno siglo XXI, de la situación general de la educación” (12). Entre los muchos diagnósticos aportados recogemos este: “Encontramos grandes dificultades para formar personas sólidas capaces de colaborar con los demás y de dar sentido a sus vidas. Pareciera que la escuela ha perdido la fuerza educativa que pudo tener en otros momentos” (19).
Enseguida, hará referencia a las crisis de las instituciones de pertenencia en la que la mayoría de las personas llevaban a cabo la maduración de su personalidad: “nos referimos a instituciones fuertes como la familia, la escuela, la Iglesia, los partidos políticos o los sindicatos” (25). Y un poco más adelante: “seguimos anclados en eslóganes populistas de confrontación entre libertad e igualdad, exigencia e inclusión, calidad y universalidad, que no dan razón de la complejidad de los problemas educativos que tenemos en España” (30). Lógicamente, concluirá preguntándose por la debilidad institucional de muchos colegios católicos que ya no cuentan con presencia de religiosos ni de un espíritu verdaderamente católico en el centro educativo (32).
La respuesta la encuentra nuestro autor en la sostenibilidad: “el principio que mueve y está en la base de la sostenibilidad propone asegurar una adecuada respuesta a las necesidades del presente sin poner en riesgo las posibilidades de futuro” (38). Seguidamente, nuestro autor entra muy a fondo a la pedagogía y estrategia del programa de un centro educativo católico y concluye con sencillez: “Ya lo decía Aristóteles: lo que nos une es la causa final, no las causas eficientes. Si no conseguimos esta conexión entre identidad e innovación el proyecto de la Escuela Católica no será sostenible” (72).
Respecto a la evangelización, después de tratar de las parroquias y su enfoque territorial, desembocará en la tarea desarrollada en el colegio para concluir: “seguimos con esquemas más parecidos a una pastoral de cristiandad que a una situación de descristianización como la que estamos viviendo” (99).
Una de las claves de este libro se concentra en el capítulo que dedica a “la educación como relación”, donde subraya la importancia de la atención personal del alumno tanto en clase como fuera de la clase e incluso en la relación entre los profesores entre sí y con los padres y los alumnos. Por tanto, en la suma de relaciones se sustancian y encauzan los procesos educativos: “la educación no se sustrae de esta dinámica” (112). La selección del profesorado, en el marco de la relación es también clave (131).
José Carlos Martín de la Hoz
Javier Cortés Soriano, La sostenibilidad de la escuela católica. Construir sobre roca, ediciones PPC, Madrid 2024, 213 pp.