Entre los muchos artículos interesantes que podemos leer en el último número de la revista Nuestro Tiempo, encontramos una entrevista con Valerie Miles. Valerie es una norteamericana afincada en Barcelona, editora de la revista literaria Granta. Además de un gran número de afirmaciones que no tenemos por qué compartir -por ejemplo es una gran admiradora del escritor chileno Roberto Bolaño-, casi al final del texto nos ofrece algunas consideraciones sabias, auténticas perlas acerca de la literatura.
La entrevistada afirma que "un simple trabajo remunerado no basta para vivir en paz con uno mismo. Necesitamos alimentar nuestro espíritu" (NT, pág.54).
¿De dónde ha salido esta mujer que cree que hay que alimentar el espíritu. Es más, que hay un espiritu y no tiene problema en reconocerlo. Que el ser humano no es igual que una piedra, una hormiga evolucionada o una vibración en el cosmos? No creo que Roberto Bolaño opinara lo mismo, pero sí el papa Francisco que en julio de 2024, pocos meses antes de morir, se detuvo a escribir una larga carta sobre el valor formativo de la literatura -poesía y novela- para sacerdotes, seminaristas, agentes de pastoral y cristianos en general. Nuestro Tiempo también comenta el texto de Francisco (págs.86 y 87).
El entrevistador -André Quispe Ferro-, con datos de la Federación de Editores de España recuerda a Valerie que en nuestro país se lee poco, cada vez menos, y hace a la editora la siguiente pregunta: "Si nadie recibe el mensaje ¿para quién escribir?".
La respuesta de la norteamericana es tajante: "Para el futuro. Esto [de escribir] nunca ha sido un acto que exija un [reconocimiento] público inmediato".
La contestación es tan sorprendente como cierta. No podemos suponer que Sófocles o Cicerón supieran que sus obras iban a permanecer más de veinte siglos entre nosotros, pero ha ocurrido, y no fue gracias al soporte en el que fueron escritas, probablemente deleznable, sino por lo que tenían de espejos del alma humana. Ellos no podían saber que un día se inventaría la imprenta, se dirigían solo a sus contemporáneos, pero sus obras les sobrevivieron.
Pensar que los móviles o la televisión van a enterrar la literatura es como creer que en Roma los juegos del circo iban a hacer innecesaria la poesía, el ensayo o la comedia. Siempre habrá público para la literatura y público para los espectáculos, espíritus que busquen el conocimiento y la belleza y otros que se conformen con los entretenimientos.
"La literatura -continúa la entrevistada- sigue de cerca el avance de la civilización como reflejo de la vida humana (...), es espejo del alma y contar historias se ha hecho desde los inicios de la humanidad". "El arte y la filosofía -añade- parten de la imaginación como un código de esperanza, nos permiten sobrevivir en espacios carentes de un sentido más profundo". Ah, pero... ¿la vida tiene un sentido? Concluye Miles exaltando la lectura como forma de rebeldía e instrumento del pensamiento libre: "La lectura [nos] da armas cuando los Gobiernos atentan contra nuestros principios".
Juan Ignacio Encabo Balbín
Universidad de Navarra, Revista Nuestro Tiempo, nº 722, mayo 2025