El famoso historiador italiano Carlo Ginzburg (Turín 1939), reflexiona en este interesante trabajo entre el Arte y la historia y, concretamente, la interpretación histórica en la historia del Arte.
La delicadísima edición de esta obra, cuidada hasta en los detalles más pequeños, muestra cómo se pueden hacer reproducciones de obras de arte en los libros de historia de modo que la historia del Arte sea una fuente histórica como las otras fuentes que habitualmente se utilizan.
La metodología de trabajo que utiliza en esta ocasión Carlo Ginzburg será el estudio de una serie de casos más o menos interesantes, en los que nuestro autor reflexiona sobre las imágenes en el arte y su relación con las palabras.
La editorial ha tendido la delicadeza de incluir la “laudatio” con la que fue homenajeado en la Universidad de Buenos Aires al recibir el doctorado Honoris Causa con lo que se evitan la presentación del autor y de su obra.
Seguidamente, el discurso del propio Carlo Ginzburg en el acto mencionado se titula: “escribir entre líneas., leer entre líneas”. Ese discurso marca muy acertadamente lo que va a ser este libro: leer entre líneas en algunas obras de arre pictóricas con lo que influirá seguramente en la manera de hacer historia del arte.
Nuestro autor, al hilo de los cuadros comentados se `planteará en primer lugar si existe una historia del Arte global de modo que pueda ser estudiado en cualquier lugar del mundo y apreciado como tal por gentes de diversas culturas y civilizaciones e incluso su eso es posible en el tiempo (55).
De hecho, “la estilometría” le parece a Carlo Ginzburg un concepto sumamente evolucionado y evolucionable por lo que le parecerá de un enorme interés su estudio en el arte global, pues ayudará a distinguir obras de arte auténticas de copias o de versiones apócrifas (71).
Inmediatamente, se planteará el problema de la decadencia como situación real que afecta a la vida humana y a tantas de sus manifestaciones incluso en las obras de arte como paradigma de una cultura que, como lo demás puede entrar en decadencia y dejar de ser valorada (86).
Mas adelante se referirá a Maquiavelo y a su concepto interesado de felicidad como reconciliación del proceder con el carácter de aquellos tiempos en donde se vive y de las circunstancias variable. Es decir, el arte sería arbitrario (91), como el resto de las cosas. De hecho, recordará que “traduttore, tradittore” (139). En esa misma línea nos dirá que cada verdadera historia es historia contemporánea (156).
José Carlos Martín de la Hoz
Carlo Ginzburg, Una historia sin final, Ampersand editores, Salamanca 2025, 352 pp.