Sobre la esperanza

 

Nos encontramos en el año jubilar romano de 2025, que el papa Francisco quiso dedicar a la Esperanza. Salvo que hayamos realizado personalmente la peregrinación, es posible que no tengamos más noticia que la de una gran concentración de jóvenes en Roma y poco más.

Frecuentemente me he preguntado cómo es que los sacerdotes no se dan cuenta de que el único medio de formación e información que tenemos los simples fieles sobre nuestra Iglesia es la homilía dominical, y que lo que no se dice ahí es como si no existiera. No sirve que el Santo Padre se esfuerce por convocar un Jubileo, por dotarlo de un contenido espiritual y recibir a los peregrinos, si ese impulso espiritual no llega a su destinatario, el pueblo cristiano. Hacen falta misioneros predicadores como han existido en otras épocas en la Iglesia.

Por lo que acabo de decir, me ha alegrado comprobar que el último número de la Nueva Revista de Política, Cultura y Arte incorpora una sección bajo el título de La esperanza en la era del malestar. La integran tres artículos: Tolkien, maestro de esperanza de Benigno Blanco, Antropología de la esperanza, de Pedro Laín Entralgo escrito por Alfonso Basallo, y El espíritu de la esperanza de Byung-Chul Han, un artículo de Pilar Gómez Rodríguez.

No plantean los autores un enfoque religioso de la esperanza, sino más bien psicológico, lo cual facilita su comprensión. No cabe duda de que la esperanza existe como cualidad humana, que se transformará en virtud sobrenatural cuando se deposite en Dios, en el mundo espiritual y eterno.

Es sorprendente que el primer artículo utilice como inspiración a J.R.R.Tolkien y a su obra más conocidad: El Señor de los Anillos. El autor, reflexionando sobre la misión que le ha sido encomendada a Frodo, su protagonista, afirma: "Si uno hace lo que puede, el que vela por el bien de esta historia hace el resto". Frodo tiene limitaciones para llevar a cabo la misión que le ha sido encomendada, y su buena voluntad no basta. Es una metáfora que hace ver al lector que cuando se intenta hacer el bien siempre habrá alguien -quizá desconocido- capaz de suplir lo que nos falte.

Alfonso Basallo siguiendo a Laín Entralgo se pregunta. "¿No supone un test de estres para la esperanza la crisis del hombre contemporáneo, que parece aceptar con resignación trágica el deber de crear, día a día, su realidad propia bajo un cielo sin Dios y dentro de un mundo sin sentido?". Se trata de un enfoque netamente existencialista y Laín, siguiendo a Camús o a Sartre habla del "heroísmo desesperanzado como forma suprema de la vida humana". Una esperanza sin fe, o quizá mejor, una fe en el hombre sin esperanza.

Pilar Gómez Rodrígez, comentando el libro del filósofo coreano-alemán Byung-Chul Ham El espíritu de la esperanza, señala que lo contrario de la esperanza es el miedo: "El miedo crea un ambiente depresivo (...), sin ideas, sin un horizonte de sentido, la vida se reduce a supervivencia"; y añade: "Esperanza no es optimismo. No es el convencimiento de que algo saldrá bien sino la certeza de que algo tiene sentido al margen del resultado". Nuevamente sale a relucir la convicción del sentido de la existencia, que no excluye el dolor, pero lo llena de esperanza.

Juan Ignacio Encabo Balbín
VV.AA, La esperanza en la era del malestar, Nueva Revista, nº194