La gravedad y la gracia

 

Simone Weill (1909-1943), catedrática de filosofía desde 1931, fue siempre una apasionada por la vida y por el pensamiento de la clase obrera, vivió unos años finales de su vida muy apasionantes, entre otros motivos, porque su contacto con la guerra civil española de donde tuvo que ser evacuada y con la segunda guerra mundial en la que murió, fueron paralelos con los momentos de mayor cercanía con Jesucristo.

Deseamos presentar ahora su libro más espiritual: “La gravedad y la gracia es una suerte de antología de pensamientos gestados en la etapa más fecunda de la vida de Simone Weill: los casi dos años que pasó en Marsella” (34).

Precisamente, en los escritos de Marsella y en los años trascurridos antes de emigrar a Estados Unidos y su regresó a Inglaterra para morir, se contienen junto a pensamientos espirituales, sus encuentros con Jesucristo. Hechos que dejarán una profunda huella en el alma de Simone Weill.

El primer encuentro tuvo lugar en 1935 en el verano en una playa de pescadores al norte de Portugal, cuando quedó impactada por aquellas familias que rodeaban unas imágenes de Jesús y de María y clamaban sus necesidades a Dios (12).

El segundo fue en Asís, em Italia, en 1937, en una pequeña capilla donde había rezado san Francisco de Asís y donde, como recuerda ella: “algo más fuerte que yo me obligó a ponerme de rodillas por primera vez en mi vida” (13).

La tercera vez, sucedió en 1939, en la abadía de Saint Pierre de Solesmes, Simone Weill experimenta una experiencia de intimidad con Jesucristo pues se le manifestó junto a su Madre. Como ella recuerda vivir la semana santa allí le dejó transformada por la fuerza de la liturgia, los textos, las lecturas, los cantos: “La Pasión de Cristo entró en mí una vez y para siempre” (13).

Es interesante que esos encuentros se producen en un alma de formación agnóstica, pero en perenne búsqueda de la verdad (14) y el trascurso de los años de amor le llevaría a esos encuentros.

El 7 de junio de 1941 conoció al dominico Joseph Marie Perrin que sería una persona muy importante en su formación como cristiana de corazón y de formación. Les respondió a todos sus interrogantes y, después, al escribir el estado de su alma y los motivos para no dar el paso del bautismo pudo expresar su grado de confianza con Jesucristo y los obstáculos que le impedían lanzarse al bautismo. También aparece la espera de que sea Jesucristo quien la saque de la duda. El verano de 1941, el encuentro de Simone Weill y Gustave Thibon, fue de una gran densidad filosófica, a la vez las conversaciones sobre san Juan de la Cruz y la lectura directa de los místicos debió de causarle también un gran impacto (29).

José Carlos Martín de la Hoz

Simone Weill, La gravedad y la gracia, Prólogo de Carmen Herrando, Alianza editorial, Madrid 2025, 263 pp.