El escritor egipcio Albert Cossery afincado en París (1913-2008), ha comenzado a publicar su obra en castellano recientemente y, en especial, este trabajo que ahora presentamos: una muestra fidedigna de su narrativa y de su pensamiento.
La ciudad de Alejandría está verdaderamente reflejada, sobre todo en sus barrios, en toda su grandeza y miseria en esta magnífica novela: “Mendigos y orgullosos” es un tratamiento real y despiadado de la pobreza vergonzante y natural de la capital egipcia.
Ciertamente la droga lleva años haciendo estragos en una inmensa población sin esperanza ni solución alguna donde los siglos van trascurriendo en una civilización del tedio y del abandono.
Aquí en esta novela se hace realidad la corrupción a todos los niveles, la zafiedad ambiental, las prostitutas y los funcionarios los yonkies con las plañideras, el campo y la ciudad.
Lo que realmente hubiera sido una solución para el alma inquieta de los espíritus nobles, es decir, la religión, queda profundamente frustrada por el sometimiento del Islam. Dios, para ellos, está muy lejos y es profundamente arbitrario. Solo les queda la esperanza de ser salvados y poder gozar eternamente de lo que se les ha negado en la tierra: la felicidad.
La trama de la novela es insulsa, predecible, superficial y fácilmente transformable. Da absolutamente igual, pues el autor lo que quiere describir en una sociedad musulmana actual que es exactamente igual a la de hace siglos y siglos, con primavera árabe o sin ella.
En realidad, da exactamente igual que suceda en un lugar o en otro de cualquier país musulmán, que sea “sunita o chii”, pues de lo que se trata es de vivir y dejar vivir, y esperar a tener en la otra vida lo que no se tiene en esta. Evidentemente, todo procede de una relación superficial con Dios con quien no hay relación, ni contacto personal.
Lo que aparece con toda sordidez es la homosexualidad sin continencia del inspector de policía protagonista de la novela y sus continuas provocaciones para alcanzar el favor de algún jovencito (122) io de cualquier otra persona que se pusiera por delante, en ese sentido seguramente en épocas anteriores habría sido denostado por la sociedad árabe con mayor crueldad (126).
Compensa leer este trabajo para dar por perdida a media humanidad a la que alimentar, dar cultura y esperanza de vida. Mientras vengan a Europa a imponer este modo de vida no hay riesgo de involución.
José Carlos Martín de la Hoz
Albert Cossery, Mendigos y orgullosos, Los acierto & pepitas, Logroño (La Rioja) 2025, 217 pp.