Sobre el suicidio

En España el suicidio ya es la primera causa de muerte en jóvenes menores de veinticuatro años. En el libro Escapa de las tinieblas, el autor, Pol Turró, cuenta cómo intentó tres veces suicidarse arrojándose desde lugares altos. En todas ellas tuvieron que repararle los huesos, pero sobrevivió. Pol había sido diagnosticado de un trastorno bipolar y era adicto al cannabis, por lo que antes de los veintisiete años había sido ingresado hasta once veces en centros psiquiátricos.

Una persona piensa en el suicidio cuando experimenta un sufrimiento interior que se siente incapaz de soportar. Puede tratarse de una depresión grave, de una adicción que se siente incapaz de superar, del bullying experimentado en la escuela o, en general, la convicción de que la vida no vale la pena. Lo confirma Pol Turró cuando escribe: "Deseaba huir de una realidad que me superaba".

Después de su primer intento de suicidio -se arrojó desde un puente- para evitar el estigma su familia contaba que se había tratado de un accidente de tráfico, pero Pol pensaba que "la imposible verbalización de un sentimiento te destruye por dentro". Después del segundo intento frustrado -se arrojó desde el tejado de su casa- optó por la sinceridad y explicaba a los amigos que le visitaban en el hospital que sufría un trastorno de bipolar y que era adicto al cannabis, por lo que había deseado morir. Esta opción fue curativa para él: "Me entraron unas ganas enormes de vivir".

Pero había algo más. Pol no contó a nadie que escuchaba unas voces interiores que le ordenaban suicidarse. Pensaba que nadie le iba a entender y durante cuatro años guardó este secreto incluso para los médicos: "No dije ni pío de las voces. Estaba acostumbrado a sufrirlas en silencio". Temía que si se lo decía a los médicos le encerrasen para siempre.

Durante su último ingreso Pol no puede más y se abre a su hermana: "Me salvó la vida mi hermana Carla -cuenta-. Tres horas hablando sin parar sentí que mi tubería mental se desatascaba. Me sentí comprendido, respetado, amado, en ningún momento juzgado" (pág.201). Explica como "hay una cierta culpabilización en los estados de ánimo negativos, como si fueran responsabilidad de quienes se encuentran mal". Había descubierto que "verbalizar tu estado de ánimo ayuda a descargar tus emociones" y que había estado cuatro años sufriendo inútilmente. Las voces desaparecieron.

Al final del libro, el autor da algunos consejos para superar la angustia que puede conducir al suicidio. Exclama: "¡Saca toda la mierda que llevas dentro!". Esa mierda eran los errores y malas decisiones que el autor reconoce que había tomado. También: "¡Di toda la verdad sin dejar nada sin contar!" (pág.231). Pol reconoce que la sinceridad no siempre es fácil: "Contar mis locuras, mis excesos, mis desequilibrios, no me resultó facil". En todo caso, siempre será preferible a morir, por lo menos para aquellos que te quieren: "Involucrar a tu familia en tu sanación -concluye- es fundamental".

Juan Ignacio Encabo Balbín
Pol Turró, Escapa de las tinieblas, Alt editores, 2024.