Resulta de un gran interés leer este dialogo a cuatro bandas entre autores partidarios de la anarquía y del anarquismo pertenecientes a diversos países, culturas y procedencias ideológicas muy dispares: David Graeber conversará con Mendi Beljaj Kacem, Nika Dubrovsky y Assua Turquier-Zauberman para encontrar un modelo actual de “anarquía”: una ética del cuidado, una política de lo común y un ejercicio radical de la imaginación”.

El trabajo se estructura sobre la base de unos cuantos temas generales, sin líneas rojas de modo que los cuatro autores pueden hablar de modo anárquico sobre el anarquismo sin preocuparse de repeticiones, ideas sustanciosas, contradicciones, banalidades, tonterías y frases sin sentido.

Evidentemente la primera conclusión que aporta es trabajo es que la mejor definición de la anarquía es la inexistencia de orden, sin privilegio, sin imposición alguna, es decir libertad máxima y amor extremo a la humanidad (11).

La segunda clave de este interesante trabajo se resume en la palabra “diálogo” que es muy clave para la formación de las células anarquistas donde aprendían a gobernar las comunas y las familias y las fábricas o los estados mediante el diálogo franco hasta encontrar un acuerdo que satisfacía y comprometía a todos, porque anarquía no significa caos o destrucción sino avance y progreso.

Una tercera clave es el propio anagrama de la “A” de anarquía dentro de una “O” mayúscula, pues la anarquía es “orden” en el diálogo y la fraternidad y el gobierno exterior e impuesto es sencillamente provocar “guerra civil” (22),

El anarquismo español antes de la guerra civil llegó a tener 500.000 hombres y mujeres que pagaban sus cuotas, eran verdaderamente solidarios unos con otros y vivían el anarquismo con toda naturalidad lleno de utopía y de buen humor y confianza en el hombre. Nunca en la historia se había producido una extensión tan grande del anarquismo en su versión política y sindical. Después de leer este trabajo se entiende que ya nunca se haya reproducido.

Para nuestros autores todo ha cambiado en la sociedad española desde los años ochenta, cuando decayó de modo definitivo la antropología y por tanto ya no pudo reproducirse las condiciones para ese anarquismo de masas en España (81).

Es lógico que el individualismo atroz que impera en la sociedad actual, con el materialismo, el consumismo y el pacifismo conforman una juventud con muy poca capacidad de ser revolucionario o sencillamente utópico y donde el estado está controlando todo de modo que el alma anarquista no puede poner en juego la primera de sus armas: negociar las reglas del juego (99).

José Carlos Martín de la Hoz

David Graeber, Anarquía, qué si no, un diálogo, ediciones serie cero, Madrid 2025, 192 pp.