Cuando en la Institución libre de enseñanza en España abrió el Instituto Escuela y comenzaron a hacer pensar a los alumnos, llevarlos al campo a experimentar la naturaleza, provocarles el pensamiento crítico, etc., formaron hombres de ciencias y de letras verdaderamente preparados para sacar adelante sus familias y su país. E inmediatamente, los demás colegios e instituciones educativas comenzaron a imitarles en esos avances pedagógicos.
También es claro que el krausismo era una síntesis de todos los autores de la modernidad, exactamente los mismos que están citados en la obra del mexicano Rodolfo Vázquez, filósofo y pensador, autor de este tratado que ahora presentamos y que ha sido redactado con gran entusiasmo, sobre la autonomía en la educación y los modos antiguos y modernos de despertar el interés del alumno y sacarle de la pasividad en el aula.
La duda que se plantea al terminar la lectura de este trabajo es si escatimar la vertiente de la trascendencia, como hace este autor, en la educación en todas las materias y plantear el hombre kantiano, es realmente lícito o también debe darse libertad y autonomía para que el alumno pueda creer en Dios, si es su deseo, y pueda poseer un pensamiento igual de crítico y de atrevido, pero en diálogo con el creador y abierto a la trascendencia y a la tradición de la mística castellana del “siglo de oro”.
En definitiva. los educadores desde la ilustración son conscientes de que la tentación dogmática de Juliano el apóstata que expulsó de las aulas a los maestros cristianos es tan incoherente como pretender exponer las materias desde el dogmatismo trasnochado y casposo del franquismo.
Todos estamos de acuerdo en que enseñar a pensar es como dicen en Fomento de Centros de Enseñanza, “enseñar a navegar” y, por tanto, a llegar tan lejos como los talentos que se posean.
Desde luego, actualmente hay una enorme reacción contra el racionalismo kantiano como la hubo en su tiempo con el romanticismo alemán o con el pensamiento de Ortega (302) donde tenían cabida los afectos y los sentimientos, que también deben desarrollarse para la formación integral de la persona. Indudablemente el lema kantiano del deber por el deber no es aceptado en ningún lugar del mundo por mucho que algunos lo sigan viendo muy racional.
Es muy interesante el capítulo dedicado a las nuevas tecnologías, Inteligencia artificial, internet, etc., donde el autor muestra cierto complejo y temor a que los alumnos puedan perder creatividad o regresar a la pasividad, sin descubrir que las nuevas generaciones son nativos digitales y, por tanto, las adquieren y viven con total naturalidad, sencillez y con una tendencia a la integración muy superior a la de los mayores (305).
José Carlos Martín de la Hoz
Rodolfo Vázquez, Educar para pensar, Trotta, Madrid 2025, 319 pp.