Tamara Tenenbaum, escritora argentina (Buenos Aires, 1989), comenzó tomando notas de la lectura en inglés de la célebre obra de Virginia Woolf “un cuarto propio” publicada 1929, a lo que dio paso a otras notas según realizaba la traducción al castellano de la misma obra en 2022, hasta que descubrió que tenía tantas notas y comentarios que podía publicar un magnífico ensayo que ha ganado el premio Paidós y que es el libro que deseamos comentar a continuación.
Ciertamente, estamos ante un ensayo dentro de otro ensayo, redactado en un tono desenfadado, casi periodismo psicológico y sociológico pues Tamara desea acercar al lector a una de las escritoras más geniales de nuestro tiempo. No espere el lector una exposición clara ordenada de la obra de Virginia Woolf, ni siquiera de la obra “un cuarto propio”, puesto que, como hemos indicado, se trata sencillamente de publicar unas notas acerca de lo que a Tamara le ha impactado de la obra de Virginia.
Conviene añadir, por tanto, que Tamara es una autora de éxito, escribe suelto, a veces como “negro” haciendo prólogos, solapas, guiones y otras veces ganando premios, dando clases o haciendo obras de teatro. Es judía, aunque nos señalará enseguida que abandonó la práctica religiosa de muy joven (18), pero es evidente que algo de fe tiene, pues aparece en sus apreciaciones y, además, se ve que cree en el amor y, como todos sabemos, “Dios es amor” (1 Jn 4,8).
La ventaja del lenguaje y del estilo directo es que no pierde frescura y en cierto modo la sintonía entre ambas autoras se va haciendo genial y divertido de modo que realmente, no solo se aprende literatura, sino que te adentras en la obra literaria de virginia. El libro de Virginia cobra actualidad y parece que estuviera reescrito para nuestro tiempo. A la vez Tamara sabe poner al día a Virginia y quitar importancia a comentarios culturales: “en un cuarto propio, por ejemplo, escribe Virginia, hablando del instinto agresivo y conquistador masculino que según ella está ausente en las mujeres, que ‘una de las grandes ventajas de ser mujer es que una puede pasar junto a una negra bellísima sin sentir el mínimo deseo de convertirla en una inglesa’” (63).
De hecho, sobre Virginia Woolf se ha dicho muchas cosas, pero lo mejor es leer a Tamara que ha trabajado a fondo la biografía y sus escritos y que resume su semblanza en pocos trazos: “Woolf fue una mujer de cierto grado de privilegio, una mujer que pudo aprender griego cuando muy pocas otras lo hacían; fue lesbiana, además, y aunque se casó con un hombre, no tuvo hijos. No se dedicó, entonces, a la crianza, y tampoco se ocupó demasiado de ninguna tarea doméstica, siempre tuvo empleada: de hecho, habla tanto de ellas en sus cartas que a alguien se le ocurrió escribir un libro sobre la relación d Virginia con el servicio doméstico” (61). Finalmente, conviene recordar que el título de la obra de Virginia procede sencillamente de una afirmación de la propia Virginia: para ser mujer y escritora de éxito se necesitan dos cosas: tener cuarto propio y sueldo del que vivir (34).
José Carlos Martín de la Hoz
Tamara Tenenbaum, Un millón de cuartos propios. Ensayo para un tiempo ajeno, Paidós, Barcelona 2025, 254 pp.